— ¿Jimin estás escuchándome?
La voz de mi amiga Joy retumbó en mis oídos.
—Si, te escucho —Respondí.
La verdad era que no, no tenía idea de que hablaba, tal vez de su madre, pero yo no podía concentrarme en la conversación cuando a unos quince metros de distancia estaba Yoongi, mi Yoongi con la estúpida de su prometida recibiendo a los invitados del evento antes de su boda. Sabía que este día llegaría, esperaba que fuera más tarde que temprano o tal vez nunca, pero aún así no pude evitar sentir a mi corazón oprimirse al imaginar el amor de mi vida contrayendo nupcias con alguien más. Ese debería ser yo…
—¿Y qué dije?— Me interrogó Joy. No la mire, mi vista estaba fija en aquella dichosa pareja. Vi a Yoongi alejarse del grupo con el que estaba hablando, no sin antes despedirse con una reverencia de disculpa y aunque Irene intentó evitar su huida, no lo logró.
—Ya regreso —. Mis pies se movieron por sí mismos dirigiéndose tras aquel hombre, escuché a mi amiga gritar que me mataría y solo pude reír entre dientes. Ahora me encontraba por unos pasillos solitarios persiguiendo aquella fuerte espalda hasta que se perdió tras unos grandes pilares.
—Sabes que ella no te luce —susurré a su oído una vez que llegué a dónde estaba. Él no se sorprendió de mi presencia, era de esperarse siendo consciente que iría tras él. Era algo que siempre hacíamos
—¿Ah no?— negué.— Entonces ¿Quién?— preguntó conectando sus ojos con los míos, yo me acerque un poco más, nuestros cuerpos se rozaron y mi piel se erizó al sentir una mano escurriéndose tras mi espalda baja.
—Tú lo sabes bien —. Su mano se introdujo bajo mis prendas superiores. El calor empezaba a esparcirse por cada hebra de mi ser.
—Umh.— Fingió pensar—. Tal vez necesite que me lo recuerdes —dijo. Nuestros labios ya se encontraban rozando uno al otro, así que no se necesitó de mucho esfuerzo para juntarlos, envolviendo nuestras lenguas en la boca contraria.
Su desesperación era palpable, sus manos apretando lo que le pertenecía me lo aseguraban, acercándome a su cuerpo para restregar su entrepierna contra la mía, cuando intenté pasar mis brazos alrededor de su cuello, él detuvo todo movimiento. Me extrañé y sin darle importancia intenté acercarme a él de nuevo, pero se alejó.
—Yoongi, ¿qué pasa, cielo?
—No puedo seguir con esto, Jimin, voy a casarme.
—Con alguien que no quieres— aclaré. No hubo afirmación, solo una mirada compasiva hacia mí —.Yoongi, anoche no parabas de pedirme ronda tras ronda diciéndome que ella no te causaba lo que yo, que era yo lo que querías, no a ella — Le recordé. Me acerqué de nuevo y está vez no se alejó. Lo tomé del rostro y dije —: Te ves cansado, debe ser agotador tener que fingir que la amas…