Capitulo 5

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El camino hacia la finca fue una verdadera prueba para Izuku. No solo era largo y agotador, sino que cada noche se enfrentaba a hordas de demonios. Aunque no eran tan poderosos como las lunas menguantes, su número y ataques coordinados lo mantenían en constante alerta. La falta de sueño y la necesidad de estar siempre preparado lo empujaron a sus límites.

Durante tres días y tres noches, Izuku se mantuvo despierto, utilizando diversas técnicas de respiración para mantenerse en pie y enfrentar a los demonios. Cada batalla se convertía en un entrenamiento intensivo, mejorando su resistencia y perfeccionando sus habilidades. A medida que avanzaba, su cuerpo se volvía más ágil y sus movimientos más precisos, pero el agotamiento comenzaba a hacer mella.

Finalmente, al tercer día, Izuku llegó a la entrada de una gran finca. Estaba cubierto de polvo y sangre, con las ropas desgarradas y los ojos pesados de cansancio. La finca era impresionante, un edificio tradicional japonés rodeado de jardines cuidados y senderos de piedra que serpenteaban entre estanques llenos de peces koi. La calma del lugar contrastaba fuertemente con la violencia que acababa de dejar atrás.

En la entrada, varios espadachines lo observaban con curiosidad y respeto. Había guerreros de diferentes niveles, algunos con espadas relucientes y otros con miradas decididas. Entre ellos, dos niñas gemelas lo miraban fijamente, sus ojos reflejando tanto curiosidad como respeto.

Izuku sintió que podía desplomarse en ese mismo momento y dormir durante días. Antes de que pudiera decir algo, una mujer vestida de morado, con un aire que le recordaba a una mariposa, se acercó a él.

—Debes descansar —dijo con una voz suave pero firme—. Has hecho un viaje largo y peligroso. Ven, te llevaré a tu habitación.

Izuku no discutió. La mujer, cuyos movimientos eran gráciles y etéreos, lo guió a una habitación donde una cama limpia y acogedora lo esperaba. Apenas se recostó, cayó en un sueño profundo y reparador.

Dos días después...

Izuku despertó sintiéndose más descansado de lo que había estado en meses. La mujer de morado, a quien ahora reconocía como Shinobu, una de las Pilares, había insistido en que descansara el tiempo necesario.

—Estás mejorando rápidamente —comentó Shinobu cuando Izuku finalmente se levantó—. Pero necesitas estar en tu mejor forma para lo que viene.

Mientras Izuku se recuperaba, Bakugo y su grupo llegaron a la finca. Bakugo, con su actitud habitual, no pudo evitar buscar a Izuku tan pronto como llegó.

—¡Oye, peliverde! —gritó Bakugo al encontrarlo en los jardines de la finca—. ¿Así que te has estado tomando unas vacaciones mientras nosotros hacíamos el trabajo duro?

Izuku sonrió, una sonrisa cansada pero genuina. —He tenido mis propios desafíos, Bakugo.

El grupo se reunió alrededor de ellos. Entre ellos, estaban Rengoku, Gyomei, Mitsuri, Gyu y, por supuesto, Shinobu. La finca del patrón, quien los había citado, era impresionante. Un gran edificio tradicional japonés, rodeado de jardines cuidados con esmero y senderos de piedra que serpenteaban entre estanques llenos de peces koi. La calma del lugar contrastaba fuertemente con la violencia del mundo exterior.

El patrón, un hombre de presencia imponente pero de mirada amable, se acercó al grupo. —Bienvenidos, todos. Estoy al tanto de sus hazañas y sacrificios. Su presencia aquí es crucial para la próxima etapa de nuestra lucha contra los demonios.

Rengoku, siempre optimista, fue el primero en hablar. —Es un honor estar aquí. Estamos listos para cualquier cosa que necesite.

Gyomei, con su estatura imponente y expresión serena, asintió. —La lucha es ardua, pero juntos podemos lograrlo.

Mitsuri, con su energía contagiosa, sonrió a Izuku. —¡Hiciste un gran trabajo llegando hasta aquí! Espero que podamos pelear juntos pronto.

Gyu, el más reservado del grupo, observó a Izuku con una mirada evaluativa pero no dijo nada.

Bakugo, por su parte, cruzó los brazos, todavía con su actitud desafiante. —No pienso quedarme atrás. Demostraré que soy el mejor, sin importar lo que pase.

Shinobu, siempre la mediadora, interrumpió. —Tenemos mucho trabajo por delante. Primero, Izuku, debes terminar de recuperarte. Luego discutiremos las estrategias para los próximos enfrentamientos.

La finca del patrón proporcionaba un respiro muy necesario para todos los cazadores. Las instalaciones estaban bien equipadas, con áreas de entrenamiento, salas de reunión y habitaciones cómodas. Pero más allá de la comodidad física, era un lugar donde podían encontrar consuelo y renovar sus fuerzas, tanto físicas como mentales.

Durante uno de los descansos, Mitsuri se acercó a Izuku. Lo encontró sentado en un rincón tranquilo del jardín, observando el cielo.

—Izuku —dijo con su habitual entusiasmo—. ¿Cómo te sientes?

Izuku levantó la vista y sonrió. —Mucho mejor, gracias.

Mitsuri se sentó a su lado, su energía vibrante era contagiosa. —Me alegra escuchar eso. Eres increíble, ¿sabes? Viajar tres días sin dormir y enfrentarte a tantos demonios... no cualquiera podría hacerlo.

Izuku se sonrojó un poco, incómodo con los elogios. —Solo hice lo que tenía que hacer.

—¡Eres demasiado modesto! —Mitsuri rió suavemente—. Pero eso es una de las cosas que me gustan de ti.

La forma en que lo dijo, con un tono ligeramente coqueto, hizo que Izuku se sonrojara aún más. Mitsuri se inclinó un poco más cerca, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y admiración.

—¿Sabes? Creo que eres realmente especial, Izuku. Y no solo por tus habilidades de lucha. Tienes un corazón fuerte y puro, y eso es algo raro en estos tiempos.

Izuku no sabía qué decir. La cercanía de Mitsuri y sus palabras amables lo dejaron sin aliento. —Gracias, Mitsuri. Eso significa mucho para mí.

Mitsuri sonrió, una sonrisa cálida y sincera. —Quiero que sepas que siempre puedes contar conmigo. No estás solo en esto, ¿de acuerdo?

Izuku asintió, sintiendo una nueva ola de determinación. Con amigos y aliados como Mitsuri, sabía que podía enfrentar cualquier desafío que viniera.

El sol comenzó a ponerse, bañando la finca en una luz dorada. Izuku, mirando el horizonte, se sintió más preparado que nunca para lo que venía. Con su determinación renovada y sus nuevos aliados, estaba listo para enfrentar a los demonios y proteger a aquellos que no podían protegerse por sí mismos.

Izuku el de las 5 respiraciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora