World Burns

1.8K 246 25
                                    

Advertencias: Violencia típica del manga/anime.

Advertencias: Violencia típica del manga/anime

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

~•~

Buscar comida para el de cabellos rosados resultaba ser extremadamente fácil, solo debía voltear a su lado y ahí estaba su bocadillo, la castaña. Sin duda la carne humana había tomado una parte en su dieta desde hace más de 25 años, pues en el vientre de su madre “devoró” a su hermano gemelo.

—¡Esa planta es comestible! —comentó Hina separándose de su lado para alcanzar unas hojas que salían del piso—. Las mujeres de la aldea las preparaban con arroz y pescado.

El de tatuajes siguió sus pasos pero para sostenerla antes de que intentará comerlas—. Pero debes hervirlas antes de comerlas, o te harán daño. Además, no te separes de mi lado, es una orden.

La castaña asintió con pena a ser regañada de nuevo, sabía que Sukuna no era particularmente paciente—. Lo que daría por un plato de arroz dulce —se quejó ligeramente antes de seguir caminando a su lado.

—Eres una mujer débil —gruñó el mayor—. Quédate aquí, y no te muevas, si vuelvo y no estás aquí, te dejaré morir —instruyó dejándola sentada en un tronco caído bajo la sombra. Se alejó tan rápido que la de ojos verdes no pudo replicar.

La femenina estuvo sentada por lo que parecían horas, jugando con los tallos de las hojas comestibles que tenía en la mano “Si iba a tardar tanto me hubiera dicho, entonces lo habría acompañado” entonces recordó lo que le dijo con burla “Eres una mujer débil”—. No soy débil —refunfuñó con desagrado—. Él es muy fuerte, él más fuerte.

A unos metros logró divisar la figura del mayor volver, arrastrando algo que lucía pesado, era el cuerpo de un venado, Hina quiso acercarse pero el otro se quejó—. ¡No te acerques! Solo vas a mancharte de sangre.

La de ojos verdes apretó los puños y suspiró—. Solo quiero ver si estás bien, tú mataste a un ciervo…

—Me he desecho de cosas más grandes —respondió arrogante, pero se quedó a unos metros, con solo sus manos dislocó y rompió los huesos del animal, apenas subió las mangas de su kimono cuando arrancó con pura fuerza bruta la pata del animal. Él ya podía consumirlas así, la carne cruda sabía mejor según su experiencia, pero trataba de parecer civilizado.

“Es una estúpida mujer débil mirándome solamente…¿Por qué mierda intento impresionarla?” pensó hasta que la muchacha alzó la mano—. ¿Qué quieres?

—Puedo ir a recolectar otras cosas, iré por la leña —su sonrisa nerviosa al ver tanta sangre del animal sin vida la hizo recordar momentos terribles—. Quiero ayudar.

“Vale totalmente la pena” pensó el joven cortando la otra pata con más rapidez—. Haz lo que quieras, solo no te alejes mucho o un oso podría comerte…Y no tardes.

.
.
.

Ambos terminaron en la entrada de una cueva para cubrirse del frío, el fuego cocinaba el venado que el mayor atravesó con  un palo.

—Sabe bien —mintió la castaña probando la carne del venado, era diferente a cuando lo bañaban en salsa y lo dejaban enternecer por horas. Solo lo había probado dos veces antes, cuando los cazadores de la aldea fueron a seguir a una bestia que acechaba a las ovejas, pero terminaron llevando un venado para repartir—. Gracias por buscar comida, esperaba hacer un estofado de plantas.

El de tatuajes comía bruscamente, odiando la sensación de sentirse atado, pero al mismo tiempo no podía evitar cumplir cualquier cosa que Hina le pidiera—. No quería morir de hambre, eso es todo, y comerte aún no parece una opción, aún.

Una risa tan cálida como las brasas del piso lo hicieron temblar de pies a cabeza.

—Sí, supongo que no sabría bien —la de ojos verdes se reía tan suavemente, hasta que notó la expresión del mayor—. No me reí de tí.

Sukuna apretó su hombro clavando sus uñas ligeramente antes de inclinarse hacía ella besando su frente casi con ternura—. Me pareces deliciosa desde que saliste de ese estupido templo cuando te ví por primera vez.

La joven dejó a un lado la varita donde puso los trozos de carne antes de tomar su barbilla y hacerlo inclinarse más para ella misma besar su frente imitandolo con más gracia y menos brusquedad—. Supongo que sí, me bañaba en agua con flores y miel.

Aquel hombre que con unos movimientos rompió el cuello de un venado de 160 kilogramos ahora dejaba que aquella mujer jugara con su cabello—. La carne de animales está bien, pero la carne humana es mejor, más dura sí, pero la sangre fresca le da un sabo-

—¿Por qué dices eso? —lo interrumpió Hina—. Sé que no vas a comerme, no me asusta que digas cosas así.

Sukuna entrecerró los ojos—. Me gustaría verte asustada, cuando corriste a mis brazos y llorabas sollozando por mí fue un momento glorioso.

No estaba asustada de , estaba aterrada de no volver a verte —la suave voz de la castaña ahora arrullaba al mayor, quien se acostó en sus muslos mirando el fuego.

—Eres más estúpida de lo que pensaba y eso era mucho —hundió su cara en los muslos tersos de la muchacha gruñendo cuando abrió su kimono encontrando un rasguño, lo besó y recargó su cabeza nuevamente—. Eres tan estúpida que me seguiste hasta aquí.

—Tú regresaste por mí —comentó mientras sus manos acariciaban su cabello peculiar. Hina se sentía tan cómoda, incluso cuando Sukuna paseaba su mano por su rodilla lentamente, de hecho nunca había estado con tanta calidez, a pesar de estar en esa cueva con apenas comida.

—Mi madre me odio apenas salí de ella, la desgarré y eso casi la mata —soltó una risa ronca—. Mi hermano murió en su vientre, yo me lo comí, y mi padre me culpó de eso, así que me dejaron tirado en el río cuando cumplí cuatro años. Soy una maldición en toda la regla. Regresé a donde crecí para acabar con esa parte anímica y tan humana dentro de mí…mi padre ya había muerto, pero mi madre seguía ahí…Al fin la desgarré completamente.

Hina no dejó de acariciar su cabeza—. No eres una maldición, las maldiciones no sienten placeres, ni odio…eres una mala persona.

Esas palabras hicieron que Ryomen cerrará los ojos—. ¿Crees qué una persona así puede amar?

—No soy la persona más sabia, no lo sé —suspiró al verlo como poco a poco su cuerpo se relajaba—. ¿Lo hacen?

El de ojos carmín asintió—. ¿Por qué más haría todo esto?

Uy no saben cómo me emocioné escribiendo esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Uy no saben cómo me emocioné escribiendo esto.
Estoy tratando de que la historia avance, ya que máximo le quedan unos 10 capitulos para finalizar, así que iré pensando en los extras.
Ojalá ya haya sexo en el siguiente capítulo (yo soy la escritora JAJAJA)
-Honey

𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora