Suspensión - Parte I

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A T A R D E C E R . E N . T O K Y O

CAP 8: Suspensión - Parte I

"Kuro se fue. 

¿Se habrá ido para siempre?

Me cuesta regular mi temperatura por las noches. Casi siempre es Kuro el que se encarga de abrazarme, pero él ya no está aquí.

¿Acaso volverá en unos días? 

Me cuesta mucho ser un adulto funcional. Realmente detesto interactuar con la gente."

Kenma divagaba en sus propios pensamientos mientras envolvía una gran porción de fideos entre sus palillos.

Era de noche en el hogar de Lev y Yaku, y ambos se encontraban celebrando el nacimiento de sus hijos junto a sus amigos. La cena de celebración, pese a ser improvisada, había coincidido con la visita de Alisa, los amigos de Fukurodani y Kenma.

Siendo cerca de las diez, los tres gatitos dormían cerca de una estufa a leña en el comedor principal. Alisa no despegaba su vista de esas pequeñas criaturas, sin embargo, a ratos hacía pequeñas pausas para comer parte del ramen servido.

— ¡Esto es una delicia! — exclamó Bokuto luego de terminar su primer plato en cosa de minutos.

—Bokuto-san, ¿cómo sabes que está delicioso si te acabas de tragar la comida? — preguntó Akaashi mirándolo molesto.

—¿Eh? — Bokuto juntó sus dedos sintiendo un poco de vergüenza y bajó su mirada al sentirse juzgado.

—Puedes repetir si gustas. Estaré encantada, de hecho.— dijo Alisa con una dulce sonrisa.

—¿Ya ves Akaashi?— se quejó Koutaro retomando el ánimo de antes. —Tú eres el único que se anda fijando en lo rápido que estoy comiendo.

Akaashi puso los ojos en blanco y chasqueó los dientes. Luego de eso, retomó su postura y siguió comiendo su porción de ramen con la tranquilidad de siempre.

De pronto, todos se quedaron en silencio, al sentir que una melodiosa voz se escuchaba cada vez más fuerte. Lev, que se encontraba muy cerca de sus hijos en su forma de gato, movió sus orejas y miró hacia la puerta. Esta se fue deslizando lentamente hasta que apareció Yaku, vistiendo un kimono azul marino que lo cubría desde el cuello a los tobillos, y unos calcetines gruesos de color blanco. Había entrado a la habitación con un ligero abanico que sostenía en su mano izquierda dándose un poco de aire en el rostro. Fijó su vista hacia donde se encontraban Lev y sus hijos, para luego dar unos pasos hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta tras él.

Todos los presentes quedaron sorprendidos al ver a Yaku en su forma humana luciendo esa vestimenta hecha a la medida, pero por sobre todo, les parecía increíble verlo tan tranquilo tarareando una canción a pocas horas de dar a luz.

—¡Yakkun!— exclamó emocionada Alisa con una espontánea sonrisa en sus labios. —Bienvenido, tu puesto está al lado de Levochka. — añadió indicando el asiento tradicional japonés que se encontraba desocupado alrededor del kotatsu.

—¡Oh! ¡Bienvenido, Yaku! ¡Muchas felicidades! — gritó Bokuto muy emocionado alzando su vaso.

—Felicidades.— añadió Akaashi en un tono más tranquilo.

Kenma se tardó unos segundos en felicitarlo, y lo hizo cuando notó que su senpai tomaba asiento entre él y Lev.

—Yakkun, te ves muy bien. Levochka lo puede confirmar, ya que no ha dejado de mirarte desde que entraste a la habitación.— dijo emocionada la hermana mayor de Lev ocultando su risa detrás de su mano.

Atardecer en Tokyo (KuroKen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora