Los habitantes de Tierra Baja.

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Capítulo 6.

LOS HABITANTES DE TIERRA BAJA.

A la mañana siguiente, en la ciudad de las Cabañas de Piedra, la actividad habitual de los Aquelan y Takiri comenzó con normalidad, la mayoría de los hombres adultos salen de sus casas para ir a trabajar a los campos agrícolas, donde pasan el día arando la tierra, sembrando semillas, y a su tiempo cosechando granos, frutos y verduras. Lo cual se convierte en una tarea muy difícil, pues son demasiadas hectáreas de tierra las que deben trabajar, agregando a la pesada tarea al ardiente sol.

Otros con un poco de conocimiento se dedican al ganado. Crían cerdos, vacas, cabras, ovejas —lo que podrías encontrar en un rancho de nuestro mundo— todo este trabajo tiene el propósito de producir alimento, el cual, el 80% es llevado a Tierra Alta como tributo, y el otro 20% se queda para la alimentación de las familias de Tierra Céntrica.

Sé que es injusto, pero así funciona la economía de las Tres Tierras, pues, un pueblo que ha sido conquistado y que se mantiene sometido bajo violencia, no tienen manera de evitar esta vida.

Adel, quien es un Aquelan fuerte, ha tenido que acostumbrarse a la pesada vida bajo la esclavitud.

Ese día despertó y se quedó mirando fijamente el techo de su habitación, un poco confundido por lo que había vivido la noche anterior, "¿Sería real lo que vio de regreso a casa? ¿Quizá fuera una alucinación a causa del cansancio? O ¿Sería que realmente habló con el Creador?" Esos pensamientos le daban muchas vueltas en la cabeza. Pues a pesar de que estaba convencido de que fue real lo que había visto la noche anterior, no podía aceptar la idea de no buscar al humano, necesitaba vengarse y para eso necesitaba la ayuda de él, nada lo haría cambiar de opinión, ni siquiera una voz que afirmaba ser su Creador.

Así que Adel se levantó de su cama convencido de lo que tenía que hacer, tenía que desarrollar un plan para encontrar al humano.

Frente a su esposa no levantó ninguna sospecha, se sentó a desayunar con ella y con su pequeño hijo, evitó hablar del tema para demostrar que lo del humano no tenía importancia. Sin embargo, los pensamientos lo abrumaban, estaba confundido, dentro de su mente ocurría una batalla, porque por un breve momento al mirar a su hijo se sintió agradecido de tener la dicha de disfrutar la presencia de su hermosa familia, ¿Se arriesgaría a perderlos con tal de encontrar al humano? ya que no muchos de sus amigos podían decir lo mismo, pues tras la última batalla, algunas familias que él conocía quedaron destruidas. También pensó en lo que su padre perdió en la última pelea: a su madre y sus hermanos, y por si fuera poco, su anciano padre quedó invalido. Lo que lo hacia la persona más infeliz en la faz de las Tres Tierras.

Fue entonces que el sentimiento de venganza regresó con fuerza sobre Adel al recordar el daño que Levián había provocado en los suyos. Los recuerdos sobre el dolor de su padre eliminaron aquel sentimiento de gratitud, trayendo odio en su lugar.

Ahora sabes cómo Adel peleaba en su interior, quería obedecer y no hacer nada como la voz le había mandado, pero no hacer nada lo volvía loco, ¿Quién había conseguido algo haciendo nada?

—Adel ¿Llegaras temprano a casa hoy?—preguntó su esposa mientras levantaba los trastes sucios que se habían producido tras el desayuno—Aby quiere que lo lleves a ver a su abuelo Jael cuando regreses de trabajar.

—¿Adel, me estas escuchando?—preguntó su esposa de nuevo al no recibir respuesta.

—Ah... Sí, quiero decir, no, no podré llegar temprano hoy Adara, es día de arar la tierra, por lo que salimos más tarde de lo habitual—respondió Adel distraído—lo siento cariño, mañana será.

Silvestre: El aguijón del dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora