capítulo 4

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La cuidad es extraña...

Me da miedo.

Suspiré pesadamente mientras más me alejaba del burdel. Todo era tan desconocido para mí que me sentía mareada de solo ver a las personas caminando por todos lados, ocupados en sus propios asuntos.

Una parte de mí se sentía emocionada. Seguí mi camino tratando de buscar algo, sin saber que era exactamente. Apreté las joyas en mis manos recordando que era lo único que tenía en ese momento.

Las personas volteaban a verme con curiosidad, algunas sin disimulo y otros murmurando cosas a mis espaldas. Mi estatura siempre fué un problema para mí

Además era llamativa, mi cabello era demaciado largo y liso, además del color vino que tenía. Mi cabello naturalmente es blanco pero tomé la decisión de teñirlo cuando noté que los hombres se alborotaban al ver mi cabello natural.

«Es como si para ellos lo más raro fuera lo más codiciado... porque no todos pueden tenerlo»

Recuerdo que un hombre se obsesionó con mi cabello al grado de intentar secuestrarme. Desde ese momento decidí tenerlo en un tono diferente.

Busqué un lugar donde quedarme esa noche pero solo encontré una habitación en una zona peligrosa de la ciudad, como mencionó el dueño de la posada.

Me senté al borde de la cama y empecé a pensar en una forma de encontrarlo. Tenía que encontrarlo o de nada habrá servido escapar del burdel dejando a mis chicas atrás.

Las lágrimas volvieron a invadir mi rostro al recordar que las había abandonado. Esa noche la culpa no me dejó dormir correctamente.

Pero sabía que tenía que reponerme y volver a empezar nuevamente, así tal vez pueda regresar por ellas y llevarlas conmigo.

Claro, si es que no están enojadas conmigo... Lo dudo mucho.

— Buenos días — saludé frente a la mujer que atendía en ese lugar. Una mujer más joven que yo quién traía el teléfono en manos presionado repetidas veces sin prestarme atención — Vine por el aviso de empleo.

Apenas pude recuperarme de ese bajón emocional que yo misma había causado me puse a pensar un plan. Ese hombre era peligroso así que primero decidí cambiar el color de mi cabello tal como las chicas me habían enseñado.

Decidí volver a teñirlo de blanco y dejé que volvieran las ondas.

«Obviamente, mi cabello se opacó mucho por el uso de tintes, el brillo que siempre había tenido desapareció» pensé al notar que mi cabello necesitaría mucho cuidado para volver a su tono natural, un blanco más brillante.

Y lo segundo que hice fué salir y buscar un empleo. No fué fácil para alguien que no había estudiado una profesión pero con un poco de suerte encontré un aviso fuera de una tienda donde se rentaban dvd's

Apenas lo ví me pareció una buena idea.

— Disculpe pero ya contratamos a alguien hace dos semanas — la chica no levantó la mirada.

— Oh, entiendo — hice una mueca de tristeza — ¿Y no acepta otro?

— ¿Cree que esto es una agencia de trabajo? Pues déjeme decirle que está equivoca- ¡Santos melones! — al levantar la mirada lo primero que vió por mi estatura fueron mis pechos frente a su campo de visión, fué gracioso cuando finalmente levantó la mirada encontrando mi rostro — Oh dios mío...

Sus mejillas se sonrojaron ligeramente.

— ¿Que sucede?

Ella negó

Alba || Manjiro Sano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora