Observó a lo lejos a un heladero y recordó cuando Ari le había dado uno, fue y se compró uno de fresa pues era su fruta favorita y le había gustado, Andrés pensaba mejor hablando con el mismo aunque pareciera loco. -Es un hermoso día pero necesito regresar a casa, apenas son las cinco de la tarde y ya me aburrí, veamos cuando aguantas tú solo... ¿Y si no estoy solo?...-
Se le había ocurrido hablarle a uno de sus amigos para ver a quién molestar.-Uno que no sea muy simpático o Ari se enojara... Mmmmm, podría llamar al que está medio loco pero me convertiría en uno, bien me agrada intentémoslo.
Andrés cuando iba en la primaria había conocido a un niño que era callado, alocado y distraído, justo como el. Se empezó a juntar con el pero luego se mudó y 5 años después se reencontraron de una manera muy peculiar... Retrocedamos en el tiempo a cuando Andrés cumplió 14 años, en efecto, un cumpleaños que sigue recordando y el único que no piensa olvidar.
El menor regresaba de su secundaria tranquilamente cuando fue arrastrado a un callejón, recordemos que este había estudiado artes marciales y podía defenderse pero fue muy rápido que ni se dio cuenta. Le estaban apunto de dar una golpiza cuando este se levantó rápidamente esquivándolo, el tipo se fue acercando a Andrés poco a poco haciendo que este se pusiera nervioso y no lograra saber que hacer, casi le daba un infarto pero llegó un chico de su misma edad cayendo encima del señor noqueándolo.
-....¿D-Diosito?- El chico soltó una risa demasiado ruidosa y le preguntó. -¿Por qué me crees Dios?- Andrés se quedó pensando y le dijo.
-No es normal que caiga gente de techos o de donde sea que saliste...- Este asintió y se apartó de encima del tipo.
-Tienes mucha razón, pero solo te salve la vida porque te me hiciste conocido, de lo contrario me habría gustado verlo.- Sonrió y se acercó a Andrés.
-Y-Ya veo...- A medida que se acercaba a él este se iba alejando hasta topar con una pared donde fue acorralado.
-¿Por qué huyes de mi como si te fuera hacer algo? Solamente quiero tu nombre.- Sonrió y Andrés lo miró de arriba a bajo. -Si ajá...- Lo empujó y este se cruzó de brazos.
-¿Pues qué crees que yo quiero o qué?- Se sintió muy ofendido cuando vio su mirada.
-Solo me cuido de que no seas puto...
-Eres muy divertido me agradas, ¿cuál es tu nombre?- Le preguntó a Andrés y no quería decírselo pero si quería llegar a casa tendría que decirle.
-Me llamo Andrés...- Este no dejaba de ver a su contrario, no podía dejar de pensar que le recordaba a alguien también pero enserio ya no quería estar en un callejón.
-¡Lo sabía! Eres el de la primaria.- Sonrió muy feliz y a Andrés le tomó tiempo pero lo recordó se alegró de que estuviera bien, por fin se había encontrado con su único amigo de la primaria, las demás personas pensaron que por tener un padre millonario se le olvidaría el español y otros solo lo querían por el dinero.
-Tanto tiempo... hasta ya me olvide de tu nombre.- No bromeaba, igual casi nunca lo decía, no le gustaba y se inventó un apodo que para el era lindo pero cada loco con su tema.
-Me alegró, dime X como recordarás no me gustaba que me dijeran por mi nombre y desde hace un tiempo un amigo me puso "X", según él me quedaba y por si me quería hablar tendría que referirse a alguien y le parecía incómodo hacer señas hasta que reaccionara... si lo sé es raro pero bueno.- Andrés se fastidió pero lo dejo.
Volviendo a la actualidad, el menor estaba llamando a su amigo mientras iba en camino a casa.
X📱: Esta llamando al teléfono del severisimo X, si le debo algo entonces no soy yo.
ESTÁS LEYENDO
Shine a little of your light in my world of loneliness...
Romansa•No se que poner• Andrés, un joven de preparatoria con 18 años de edad, se estaba enfrentado a nuevos problemas, algunos eran, el dolor de cabeza, fatiga, preocupación y nervios, típicos síntomas de la acumulación de proyectos y mayormente tiene cul...