Mi héroe con gorro de Ferrari.

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Charlos mis otros papis.

advertencia de contenido: sexo semipúblico.

que disfruten. 🤍

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Como piloto de fórmula uno, y después de la lamentable muerte de Jules que quedó grabada en su alma, Charles Leclerc había hecho las paces con la posibilidad de que un día podría morir en un accidente con el coche y terminar en una bola de llamas.

No le asustaba morir, y menos si moría haciendo lo que más amaba, lo que le asustaba era el hecho de dejar solos a su madre y hermanos.

Pero lo que ciertamente no esperaba era estar cerca de la muerte por un accidental incendio que él mismo provocó.

Resulta que, se encontraba en su pequeña casa estilo italiano cerca de Maranello, era febrero y eso significaba comenzar con sesiones de fotos y revelar su auto para esta temporada. Por fortuna, no se encontraba solo, pues había llevado a un pequeño acompañante en forma de Leo Leclerc.

Lo que siempre le pasaba cuando se quedaba en Italia era que la mayoría de las comidas las hacía afuera, en algún restaurante, pero esta vez se encontraba lloviendo bastante fuerte, por lo que decidió cocinar por su propia cuenta, en un intento de demostrarse a sí mismo que sí podía hacer una deliciosa pasta al dente y no crocante.

El hecho de que se le dificultó encender la estufa, pues era de gas, al poner el agua para hervir la pasta, debió de haber sido su primera alarma. Su cocina en su departamento de Mónaco era eléctrica.

Con mucho cuidado colocó la olla y procedió a cortar todos los ingredientes que llevaría la pasta. Al terminar, se limpió con una manta y la colocó de regreso en la barra.

Lo que Charles no se percató fue de que una de las esquinas de la manta quedó muy cerca del quemador que se encontraba encendido.

Poniendo el temporizador en su teléfono, se dirigió a servirle su comida a Leo, pues este se encontraba ladrando a modo de reclamo por el hambre.

Una vez que el pequeñín se encontraba comiendo, se distrajo unos minutos en su teléfono.

Los ladridos de Leo lo trajeron de vuelta, pues se encontraba ladrando en dirección a la cocina.

—Leo, ya comiste suficiente por hoy, no puedo darte más— le explicó riendo mientras se levantaba en dirección al ruido.

Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, habría deseado que los ladridos fueran porque Leo tuviera más hambre, porque en frente de él se encontraba toda su cocina completamente en llamas.

—Mierda, mierda— maldijo Charles mientras corría a agarrar a su perrito y llamar a emergencias.

El color desapareció por completo del rostro de Charles cuando la llamada nunca entró, no había servicio debido a la tormenta.

Esperaba de todo corazón que algún vecino llamara a los bomberos.

Cuando volteó para pensar en correr hacia afuera con su perrito en brazos, se dio cuenta que el incendio se había propagado hasta su puerta principal, por lo que sus posibilidades de escapar de vieron aplastadas. Sin pensarlo, corrió hacia el baño, pues era la habitación más alejada de la cocina, y por lo tanto del fuego, con el fin de protegerlos, a él y a su bebé.

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Charles veía la vida pasar ante sus ojos mientras se encontraba tirado en su bañera, abrazando con fuerzas a Leo, su pulmones ardían mientras buscaban desesperadamente respirar aire limpio.

Firefighter Sainz | Charlos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora