Epílogo

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Los meses pasaron, y nuestro bebé creció rápidamente. Cada día traía consigo nuevas alegrías y desafíos, pero también una sensación renovada de unidad y compromiso entre Nabil y yo. Las sesiones de terapia nos ayudaron a abrirnos el uno al otro, a comprender nuestras debilidades y fortalezas, y a aprender a comunicarnos de una manera que fortaleciera nuestra conexión en lugar de dividirla.

Pero no todo era fácil. Había noches de desvelo, momentos de frustración y días en los que el cansancio parecía abrumarnos. Sin embargo, cada obstáculo que enfrentábamos juntos nos recordaba que éramos más fuertes cuando estábamos unidos, que el amor verdadero no se medía por la ausencia de conflictos, sino por la capacidad de superarlos juntos.

Una tarde de verano, decidimos llevar a nuestro hijo al parque cerca de casa. Mientras él jugaba en el césped, riendo y explorando el mundo con ojos curiosos, Nabil y yo nos sentamos en un banco, observándolo con amor y gratitud.

-¿Recuerdas cuando pensábamos que todo estaba perdido? -preguntó Nabil, mirándome con una sonrisa suave.

Asentí, una mezcla de nostalgia y gratitud llenando mi corazón.

-Pensé que nunca encontraríamos nuestro camino de regreso -susurré, sintiendo un nudo en la garganta-. Pero aquí estamos, más fuertes y más unidos que nunca, Alhamdulilah

Nabil tomó mi mano y la apretó con ternura.

-Nunca perdí la esperanza, Nadia. Y nunca dejaré de luchar por ti y por nuestra familia.

Esa noche, mientras estábamos acostados en la cama, con nuestro hijo durmiendo pacíficamente en su cuna al lado, miré a Nabil y supe que, a pesar de los altibajos del pasado y las incertidumbres del futuro, habíamos encontrado nuestro camino de regreso el uno al otro. Y mientras acariciaba su rostro dormido, supe en lo más profundo de mi corazón que el amor verdadero, el amor que persevera a través del tiempo y las pruebas, era el mayor regalo que podríamos darle a nuestro hijo.

Así, envueltos en el silencio reconfortante de la noche, nos quedamos abrazados, sintiendo la paz y la plenitud de estar juntos, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendríamos el amor que nos unía y nos sostenía, como una promesa eterna de felicidad y esperanza.

Y en esa noche tranquila y llena de amor, supimos que habíamos encontrado nuestro final feliz, no solo para nosotros, sino para nuestra familia.



Holii, ya he acabado está historia, y espero que os haya gustado.💕

Fiha kherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora