Te amaré por siempre.

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"se fué"

Sus ojos brillaron en un fuerte ámbar y el más brillante de los zafiros, uno de cada, mostrando sus linajes. Un vago recuerdo llegó a su mente blanca, disipando la niebla de su inconsciente.

¿Estás listo?.—preguntó el alfa con una sonrisa, tontamente enamorado del pequeño Omega enfrente de él. El Omega asintió frenéticamente con una sonrisa, algo sonrojado, mostrando cuan alegre estaba por esa unión.

—Muy bien, dame tu mano, kook.

Jungkook obedeció, mirando fijamente al alfa sentado a su lado, y con una hermosa sonrisa cuadrada, que solo él podía dar, tomo la mano que el alfa le extendía con tanto amor y dulzura.

—Te haré un corte pequeño, ¿Vale? Confía en mí, no te lastimaria.—susurro meloso.

—Lo se tonto, se que jamás me harías daño. —dijo antes de tomarlo de las  mejilla, apretando sus cachetes y formandole un regordete puchero.

Alzó sus labios formando un piquito y lo besó, fue un beso delicado, sin dobles intenciones más allá de demostrarle su cariño y amor incondicional.

—Mi amado alfa.—comenzó a decir Jungkook.—Mi esposo, te amo, ¿Lo sabes?—el alfa asintió y el Omega unió sus frentes, viéndole directo a los ojos.—Me alegra, mi amor, quiero que sepas que confío en tí, tanto como cada noche que duermo tranquilo a tu lado, como cada noche que me cuidas, velando por mi sueño como el ser mas delicado e importante de tu vida.

Rió suavemente con las mejillas sonrojadas, Taehyung sorbió la nariz sintiendose cohibido, abrumado por las tiernas palabras de su Omega.

—Te amo con mi vida, Kim Taehyung. Con mi vida.—susurró sobre sus labios.

Taehyung sonrió suave, y se movió de la cama, acercándose más su esposo, su Omega, suyo.

Mío.

Yo también te amo, mi Omega.—

Jungkook limpió las pequeñas lágrimas en los costados de sus ojos que caían por sus mejillas.

—Se que seremos felices juntos, y tendremos cachorros tan hermosos como tú, tan inteligentes como yo.

Paz, eso sentían Jungkook y Taehyung, paz de estar juntos, casados, cómo alfa y Omega, como una familia que está por crecer. Entonces lo abrazó, enterrando su nariz en la unión de su cuello y hombro, ahí, donde estaba su hermosa y ya cicatrizada marca, inhaló su aroma, llenando sus pulmones de esa maravilla.

Mm.

Y lo mordió, un poquito, sacándole un gemido sorprendido al Omega, quien le apretó los hombros.

—Tendremos muchos cachorros, te llenaré con mi esencia y te voy a embarazar, serán trece cachorros. Todos alfas, tú serás nuestra adoración, nuestro ángel.—susurró con la voz gruesa, dejando un camino de besos desde su mandíbula a su pecho.—Te daré cachorros, deja que tú alfa se encargue de complacerte, mi Omega.

Lo levantó, por las caderas y lo sentó en su regazo, mientras respiraba el delicioso aroma a pino recién cortado. Amazó sus muslos a la par que mordía su hombro, sacándole jadeos de placer.

El Principio Del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora