NEW YORK, UNITED STATES. | MASEN.
Nos encontrábamos volando hacia los Estados Unidos, para ser más específico, Nueva York. A último momento decidimos con Hayley salir un poco del terreno y volar hacia EE. UU. para compartir unos días con nuestros amigos, Nikolas y Ava que estaba más que contenta. Hacía más de una hora que tenía la misma sonrisa.
Peter también nos iba a acompañar, pero sorprendentemente prefirió quedarse en la mansión con Iris y mi padre. Hayley ya me mantuvo al tanto de lo que había podido observar sobre su mejor amigo y la mujer de mi progenitor. Si me causó algo de risa, pero luego le dije que se quedara tranquila que Maxon no iba a hacerle nada y tendría la misma reacción que yo.
Mi padre sabía que estaba con una chica joven y atractiva, por algo está en una relación con ella, si fuese lo contrario definitivamente no estarían juntos. A él no le molestaba ver como muchos morían por estar con ella o hasta la miraban con deseo, en eso nos diferenciábamos. Yo odiaba que alguien mirara a lo que era mío.
—¿En qué piensas?— me pregunta mi hermosa mujer mientras se sienta en mis piernas y pasa su brazo por alrededor de mi cuello. Habíamos hablado sobre comenzar a implementar ese tipo de cariños, ya que éramos pareja. Ella no tuvo ningún problema en hacerlo cuando lo planteé y eso me ponía feliz.
Agarro su cintura con mi brazo libre y formo una sonrisa antes de girarme a observarla. —En nada importante, principessa. ¿Tienes pensado qué quieres hacer en Nueva York? Soy todo oídos.
Quería pasar tiempo con ella. Había accedido a este viaje con la oportunidad de tener tiempo para estar con ella y charlar de lo que le pasaba cuando estaba conmigo, necesitaba saberlo. Y le agradecía demasiado a Peter por preferir quedarse, si no ahora estaría junto con Hayley y ella no me prestaría atención.
Enrosco un mechón rubio de su cabello en mi dedo y vuelvo a conectar mis ojos con los suyos. —No tengo nada en mente, solo... — dice sonriendo plenamente para convencerme antes de decirme lo que quiere hacer. —Me gustaría que me enseñes a disparar armas grandes. Mi madre apenas me enseñó como se usaba la pequeña en caso de emergencia y no recuerdo mucho.
No sonaba mala idea, era todo lo contrario, me parecía estupendo que comenzara a rodearse de esos objetos con los que prácticamente convivíamos todos los días. Me gustaba la idea, hasta podría primero comenzar con las armas y luego seguir con los cuchillos, para terminar con el combate cuerpo a cuerpo.
Todo le iba a hacer de ayuda por si algo le sucediera cuando yo no estuviera. O incluso podría hasta salvarme a mí de cualquier enemigo. Me gustaba tener a mi mujer de aliada y no enemiga.
—Di algo, no te quedes callado— me regaña mientras se muerde el labio con nervios. —Me pones nerviosa.
—Lo haremos— anuncio mirándola fijamente a los ojos. Sus iris azules eran hermosos. —Niko tiene un lugar especial donde muchos soldados nuevos practican puntería y otras cosas más. Iremos allí todos los días que quieras.
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Obsesión Desafortunada ©
De TodoBetrayals 1 ✔️ Todo una obsesión desafortunada. Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura. Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa. Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...