~Hanna~
Suelto un largo suspiro cansado mientras me levanto de mi cama pese a no haber descansado correctamente.
Me dirijo a la ducha con pereza, pero me apresuro apenas noto que se me hará tarde. Al terminar inmediatamente preparó el desayuno con dedicación.
Llevo todo a la mesa, siendo consciente de que debo servir todo antes de que aparezcan. Pronto me doy cuenta de que mi afán es en vano pues aun no he terminado de servir cuando aparecen por la puerta.
Sus miradas llenas de desprecio se clavan sobre mí, hiriendo mi muy maltratado corazón.
No me importan sus golpes, lo que me duele es saber que nunca van a quererme como tanto lo anhelo y lo compruebo cuando mi padre se dirige a mí, completamente furioso.
— ¿Qué haces aquí todavía? Termina y lárgate a trapear.
Mis ojos se llenaron de lágrimas aún cuando intenté disimular mi dolor. Oigo a mi hermana reír con burla y me preparo para sus comentarios que no tardan en llegar.
— Tantos escarmientos y sigues siendo una completa inutil. Hasta el papel de sirvienta te queda enorme.
Trago saliva acercándome a mi hermano con la cabeza gacha, su plato es el único que me falta por servir y podré irme a la preparatoria. Lo hago rápido, cuidando no tirar nada y al terminar recojo las bandejas lista para salir.
— Hanna — me detengo ante el llamado que viene de mi hermano — Quiero que esta noche prepares pavo al horno.
Tartamudeo un poco.
— No hay pavo en la despensa — informó en voz baja.
— Pues ve y compralo — responde cabreado.
— ¿Puedo preguntar para qué quieres una cena tan elaborada? — le pregunta mamá con curiosidad.
— Vendrá mi novia y su familia — comparte una mirada cómplice con papá.
La risa de Clara llama la atención.
— Creo que te conviene otra cosa si quieres impresionar a tu novia, te aseguro que Hanna ni siquiera sabe hacer eso.
Me sorprendo al ver a Connor mirarla de manera fulminante.
— Entonces haznos el honor y prepáralo tú — suelta con ironía, sabe que nuestra hermana es incapaz de cocinar alguna cosa — Hanna es la cocinera que tenemos, no me queda de otra.
— Creo que no hace falta decirte lo que sucederá si lo haces mal, ¿Verdad? — agacho la cabeza.
— Sí padre.
— Ahora sal de aquí.
Me apresuro a salir del lugar con la respiración agitada.
Dejo las bandejas en la cocina y corro en busca de mi mochila.
Cuido no hacer ruido al salir y pienso en la gran responsabilidad que tengo sobre mis hombros. Clara tiene razón, no tengo idea de cómo se hace el pavo. Tendré que arreglármelas como sea.
El frío de la mañana me estremece, al igual que esa sensación que me acompaña cada vez que salgo a la calle. Me siento observada, pero como siempre, descarto la idea de que alguien viene detrás de mí cuando volteó varias veces sin ver a nadie.
Esto me pasa desde hace unos años, es raro, pero supongo que estoy enloqueciendo. Tanto cansancio acumulado debe estar pasándome factura.
Quisiera decir que al menos agradezco estar viva pero sería una total mentira, sin embargo, jamás he atentado contra mi vida. Mi cobardía no me permite pensar en algún método para acabar yo misma con mi agonía.
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Efimero
عاطفيةDos almas atormentadas son indefensas separadas, pero cuando se juntan pueden crear así una combinación explosiva. Para bien o para mal, esas almas se pertenecen. Son muy diferentes. Una es calma, la otra es tormenta. Una es paz, la otra es guerra...