Salieron del castillo en completo silencio. Avanzaron hasta llegar a las afueras del reino, lugar donde ella se detuvo. Su semblante era inexpresivo.
-No puedo saber lo que esperas o sientes. No te puedo pedir tampoco que seas fuerte... Lo has sido toda tu vida. Solo puedo decirte que estoy aquí, para ti -se paró frente a ella, intentando captar su mirada.
Ella no lo veía, miraba fijamente hacia un lado.
-Ellos me lo quitaron -se soltó en llanto. Sin mirarlo lo abrazó fuertemente y se refugió en su pecho. Lloró como antes no había podido o no había querido hacerlo. Siempre tuvo que ser fuerte, aprendió a defenderse físicamente, tomó con honor y responsabilidad su oficio en el reino. Nunca había tenido tiempo de sentirse como se sentía ahora y el haberse refugiado dentro de su tristeza nunca antes funcionó. El verse como una persona sin magia ya la había apartado de los demás muchas veces antes, así que ella soportó en silencio y se volvió fuerte secretamente.
Lloró todo lo que pudo y lo sujetó fuertemente, lo más fuerte que pudo, hasta que no quedaron lágrimas en sus ojos ni fuerza en sus manos. Él, sujetándola por la espalda sintió el instante en qué ella se quedó sin fuerza, así que la cargó sutilmente para que descansara. Ella se quedó profundamente dormida.
-Así que también puedes usar telequinesis. Avanzas muy rápido -decía él en voz baja mientras con el mismo don se quitaba su abrigo para ponerlo bajo ella y protegerla del frío- Vayamos a las afueras. Hay algunas cosas que quiero preparar antes de marcharnos.
Cuando ella despertó pudo darse cuenta de que era cargada por él y de que su torso estaba desnudo.
-Al fin despiertas. Te compré un poco de comida. Si tienes hambre podemos detenernos a comer.
Al asomarse por entre el abrigo de él pudo ver cómo los aldeanos y vendedores de las afueras los veían con curiosidad. Bueno, si así se puede llamar. Las aldeanas lo veían más bien con deseo.
-Si quieres... puedo caminar.
-Muy bien -él la bajó con cuidado.
-Amm, creo que deberías ponerte esto -le devolvió el abrigo-. Todos te están mirando.
-Por supuesto. Soy un demonio, sé que no pasó desapercibido. Mis cuernos y cola son mi orgullo, así que los portaré con dignidad -se puso el abrigo.
-No creo que las aldeanas estén viéndote los cuernos.
-Estuve pensando un poco las cosas. Creo que... si estás completamente dispuesta a ser mi leal esbirro y aprendiz, puedo ayudarte a vengar a tu padre, y a resolver tu búsqueda antes de que resolvamos la mía.
-¿Hablas de ir y capturar a cada uno de los asesinos de mi padre?
-Exacto. Después de todo está comprometido un sentimiento de ira y odio hacia ellos. Así que el hecho de que acabemos con ellos no me ayudará a tener un avance en el maleficio que me dará más poder. Las víctimas que requiero que me ofrenden deben ser totalmente mías, y ellos más bien serían tuyos.
-No tengo interés en vengarme. No soy una más de ellos. Te ayudaré a cumplir con la cuota, sin embargo quiero que sean ellos, no por venganza, sino porque los reinos merecen paz, y mientras ellos existan las personas nunca estarán seguras. Dijimos que podrían ser personas que fueran malvadas o detestables y ellos cumplen con los requisitos. Papá... él no volverá aunque trate de vengarme. Pero la búsqueda y la justicia siempre fueron su motivación.
-Eres alguien muy fuerte y admirable. Aunque de verdad será difícil separar las emociones al momento de combatir. Son personajes malvados. Si en algún momento cuestionas el porqué lo haces podría no ser un tributo efectivo para mí.
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La aprendiz de demonio (Jungkook Fanfic)
FanfictionEn un mundo donde la magia es parte de la vida de todos sus habitantes, Ju conoce por azares del destino a Jung, un demonio que es culpado de todo lo malo que ha pasado al reino en el que viven, pero algunas cosas no cuadran... Necesita escuchar la...