31:El muy Maldito.

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conocerme, además de que los rafa gados han de ser de otra manada, pues por lo que pude leer en un libro solo han habido dos rafa gados provenientes de aquí y ya han muerto a causa de otras manadas, ¿Por qué un rafa gado de una manada extranjera quería conocerme? No soy oficialmente algo de Kiros y a pesar de que acepto el vínculo que tengo con Sirius no es que sea algo influyente, no podía ser por él, una pequeña espina se clavo en mi psiquis, quería solucionarlo y no darle más problemas a Kiros, quería alivianar esa carga tan exigente que llevaba.

-Al parecer volví tu mundo en un caos ¿No?

El esbozo una sonrisa que me proporciono algo de calma, saber que tanto tu mundo como el de ellos te estaba respirando en la nuca sin saber el porqué era algo que perturbaba mucho, no quería encontrarme bajo el reflector de todo, aun que ya lo estoy y eso que solo e coexistido en su universo de fantasías que se hacían realidad unos cuantos meses.

-Pues sí, parece que metimos todo en una cajita y lo sacudimos sin parar, pero eso no importa, dime ¿Qué te inquieta?

-Nada comparado contigo, mis amigos no me dejan en paz, se que en cuanto les di señales de vida todos se calmaron y como siempre quieren venir hasta acá, solo porque yo estoy aquí- él frunció el ceño- no los culpo a sido así desde siempre más que todo con Cameron, pero ahora están ustedes y es complicado.

-¿Quieres que vengan?- me pregunto con una pequeña nota de interés resaltando en su tono de voz.

-Sí, pero no ahora, quiero organizar todo bien, arreglar esos problemas de esa gente mística que me quiere ver, el de la manada, el de los periodistas, el de nosotros y por fin mis amigos, no voy involucrarlos en esto cuando ni si quiera yo estoy segura de lo que pasa.

-¿Estás segura? ¿Quieres hacer todo eso y en ese orden?

-Pues claro, soy una mujer eficiente y no pienso dejar que te hundas tu solo.

-Bueno mi hermosa y perfecta luna, voy a preparar todo para que me ayudes.

...

EL

La noche había caído y estaba mandando a llamar a mi luna para los asuntos de las criaturas místicas como las llama ella, sentí vergüenza al saber que eran las 11:00 y que yo la había mandado a llamar como si estuviera despierta.

-Ya vine- dijo ella entrando por la puerta del despacho dejándola abierta, me sorprendí por lo fresca que se veía, no había señal de sueño en ella, me fije en su rostro a la par que caminaba hasta que capte algo entre la penumbra del pasillo a sus espaldas, se distinguía con claridad, era una persona que la miraba fijamente, estaba a unos 20 metros de ella y eso me parecía demasiado cerca, por un momento logre ver como se fijaba en mi y después simplemente desaparecía. Mientras Umed y yo platicábamos sobre una forma de tratar con los seres que últimamente se pasaban de inquietos volvía a perecer esa cosa, no se quedaba parado en un solo lugar pero se veía a la perfección como pasaba por el frente de la puerta, afuera caminando de un lado a otro... la estaba esperando.

Umed nunca se dio cuenta de él y lo agradecía, no me gustaría tenerla envuelta en un manojo de terror al saber que hay algo que la acosa de cerca y ni siquiera sabemos el porqué o el si le va a hacer daño, si la atención que le daban las personas lejanas la perturbaba ese ser le causaría un infarto, por lo menos descubrí unas cuantas cosas de él, mañana las platicaría con Sirius.

-Ven, mañana tenemos mucho que hacer, hay que descansar.

Me mantuve cerca de ella al andar logrando ver como esa cosa nos miraba a la vuelta de algunas esquinas, la piel se me erizo al ver como en sus ojos negros se reflejaba la luz de la luna junto con nuestras siluetas, era aterrador como no dejaba de intercalar su mirada entre ella y yo. Esa cosa no olía a nada ¿Por qué no olía a nada? Todas las cosas físicas tienen un olor, a menos de que no sea físico, esa maldita cosa no era más que un manojo de poder que se mantenía presente. Me gire hacia el bosque que se veía a través del ventanal anhelando descubrir algo de la mierda que acosaba a mi mujer y lo vi. Estaba sentado en una rama observándonos fijamente, tenia forma humana y sus dientes se veían en medio de la oscuridad, estaba sonriendo él maldito.

Al recostarnos en la cama todavía podía sentir ese escalofrió que me implanto esa criatura repugnante, lo sentía tan presente como si estuviera dentro de la habitación. No sé cuánto tiempo tarde en dormirme, solo recuerdo que por más que abrasaba y me aferraba a Umed el maldito seguía habitando mi mente.

No sé en qué momento me dormí, pero sé que desperté en lo que parecía un sueño. Los susurros de Umed llegaron a mis oídos, sentí como me daba besos en rostro y al abrir los ojos pude verla; estaba en todo su esplendor de la mañana, con el cabello alborotado y las mejillas rosadas, sobraba decir que lucía magnifica.

-Buenos días, ojitos de linterna, pensé que no despertarías nunca.

-Buenos días, mi luna.

Me frote los ojos acostumbrándome a la luz, Umed se removió encima de mi provocando que cayera en cuenta sobre la situación, estaba encima de mí, pero que bendición era esta mujer.

Sonreí al pensar en que su anatomía estaba pegada a la mía, respire profundo embriagándome con ese aroma ten delicioso que desprendía, quería devorarla; nada podía ser mas excitante que verla tan natura y hermosa removiéndose encima de mi verga como si nada pasara.

-Que ironía-ella me miro buscando una respuesta en mi frase.

yo nesecito un Kiros en mi vida,¿que opinan del pillo que acosa a Umed? recuerden votar.

Vigilo tu espalda y tu vigilas mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora