DESTINO CRUEL

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"En la oscuridad, sus miradas se cruzaron, Griffith, el Halcón, con sueños elevados, Guts, la Espada Negra, con cicatrices marcadas, Dos corazones errantes, por el destino abrazados."

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Sus sueños eran tan altos, que cualquiera podría decir que imposibles, su anhelo, lograba que brille más que cualquier otro.

Pero.....

Había encontrado a alguien que fue capaz de cambiar ese gran sueño que por años perseguía, se sentía tonto, también se sentía feliz.

Era alguien como él, tan decidido en el combate, sin miedo u odio. Pero no eran iguales, no compartían nada en absoluto.

Y aun así estaba decidido a encadenarlo a él, a no dejarlo ir, aunque eso signifique que su sueño se ha amenazado por un pequeño guerrero.

Una simple batalla fue necesaria para volverlo suyo, para encadenarlo, para nunca poder soltarlo.

Tan equivocado estaba...

Ese pequeño guerrero de nombre Guts, jamás podría ser encadenado, nunca lo tendría a su lado, pero el destino deseaba que ambos se quedarán  juntos, al menos por un tiempo.

"Ahora eres de mi propiedad". Con una leve sonrisa soltó el líder de los mercenarios.

En ese entonces solo eran unos pequeños jóvenes, sin maldad en sus corazones.

Mientras el tiempo pasaba, ese deseo que tenerlo a su lado aumentaba, no era de extrañar que mientras su cuerpo crecía, ese deseo que lograba que los guerreros en guerra abusaran de los más frágiles en un acto de coito, se apoderaba de él.

Guts no era su amigo, era más que eso.....

Pero mientras más pensaba en la situación, lo que él quería asu lado se alejaba, lo abandonaba.

Estaban por entrar a la guerra, no faltaba mucho para que dejaran de ser simples mercenarios, seguia su sueño, pero debía sacrificar a muchos de sus hombres para acercarse a su más grande anhelo. Tal vez fue en ese momento que temio por lo que él consideraba suyo.

Algún día Guts lo dejaría, por una mujer o por un sueño, un camino donde no podría seguir.

Era egoísta...

No dejaría a Guts, jamás lo haría, si eso significará encadenarlo en una habitación o matar a todo lo que ama. Lograría cumplir su sueño y lo haría acompañado de Guts, sin importar las consecuencias que esto llevaría.

Ese fue el comienzo de todo el desastre...

A unos días de comenzar la guerra invito a Guts a su habitación.

El rey al cual servían era bondadoso con su banda, claro que debía serlo, Griffith tenía un ejército que nunca habían perdido un combate, eran temerarios y necesarios para el reino.

"Me llamaste". Soltó, viendo a su jefe, su gran espada en su espalda y un rostro sin gesto alguno.

"Quiero beber con alguien antes de la batalla". Soltó sereno, viendo al autor de sus noches sin dormir, claro que haría todo lo necesario para mantenerlo a su lado.

Los dos bebian de una botella, una que aparentaba ser la más embriagante. El ambiente era bueno, los dos recordando el pasado, las batallas luchadas, una conversación normal para dos soldados, claro que el ambiente cambió tan rápido, que la incomodidad era inevitable.

BERSERK (Destino cruel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora