Nota:
No pretendo quitarles mucho tiempo. Seré breve.
Sólo quiero agradecer a quienes se han tomado la molestia de teclear un comentario. Es más fácil y rápido dar like/fav cuando algo nos gusta, así que aprecio con especial énfasis a las personas que, además de eso, se toman unos momentos de su tiempo para escribir algunas palabras. Trato de leer y responder a todos sus comentarios; si se me ha pasado alguno, ha sido por torpe, no porque no los valore. Gracias.
-R.
Capítulo14: El tiempo se acaba.
Yuji esperó escondido en el mismo callejón del pueblo, acompañado por el gato rayado.
—Es la última vez que nos veremos —le dijo, haciéndole una caricia.
El animal respondió con un ronroneo.
Sacó la libreta y fue anotando cada cosa que Sukuna le llevó. Éste, sin que se lo pidiera de antemano, también se fijó en los precios y el nombre completo de los locales donde robó. Las bolsas se fueron llenando.
Yuji estornudó.
De un momento a otro Sukuna ya no regresó.
Algo estaba mal.
***
Lo iba a buscar en toda la maldita isla de Hokkaido. Lo iba a desenterrar de debajo de las piedras, si eso era lo que tenía que hacer. Lo iba a encontrar. No le importaba que los altos mandos les hubieran ordenado dejar de buscar. Ellos habían suspirado de alivio ante la desaparición de Itadori, lo que le hizo pensar que le habían tendido una trampa para deshacerse de él. Tras dos semanas de ausencia, ya no sabía qué pensar. Itadori se había vuelto lo suficientemente fuerte como para salírseles de las manos y, de todas maneras, los altos mandos no sabían el número verdadero de dedos que había encontrado. ¿Y si le había ocurrido un accidente legítimo? Ya le preguntaría cuando lo encontrara. Y le daría un puñetazo en la cara, por preocuparla a ella, a Fushiguro y a todos los demás. No era la primera vez que les hacía esto.
Al llegar al enésimo pueblo de su búsqueda, se metió en una fábrica abandonada en las orillas. Subió hasta el techo y observó el lugar. No pudo resistirse a gritar:
—¡Itadori Yuji! ¡Listo o no, allá voy! ¡Y TE VOY A ENCONTRAR!
Los perros ladraron.
Estaba sola. Los demás habían tomado rutas distintas, para cubrir la mayor cantidad posible de terreno. Fushiguro, Maki, Choso, Todo..., estaban en otras regiones de Hokkaido. También había dos de segundo año ayudando. El profe Gojo y Okkotsu habían sido requeridos para una misión en el extranjero y aún no regresaban. Pero el resto seguían buscando. Y ella seguiría levantando piedras aunque todos los demás se marcharan a casa.
Estaba tan enfocada en hallar a Itadori que el espíritu maldito la tomó por sorpresa. Le desgarró el borde de la blusa y el cinturón. La bolsa con los clavos se le cayó. En el aire, alcanzó a pescar su martillo y nada más. Traía cinco clavos en el bolsillo derecho, siempre los cargaba allí; tendrían que bastar.
La maldición le lanzó otro zarpazo y ella lo esquivó.
Era consciente de que, en los últimos años, las cosas se habían salido fuera de su liga. O sería más exacto decir que Fushiguro e Itadori se habían salido de la escala. Se había vuelto más fuerte y seguía yendo a misiones con ellos, pero era obvio que esos dos eran hechiceros mucho más capaces y versátiles que ella. Le importaba un carajo. Había tomado la decisión de que, el día en que se convirtiera en un lastre para sus compañeros, se quitaría de su camino. Pero mientras pudiera cuidarse a sí misma y exorcizar maldiciones, seguiría adelante. Y a esa estúpida maldición de un pueblucho alejado de todo lo remotamente interesante claro que podía exorcizarla.
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Los ojos del rey (JJK SukuIta ff)
FanficLuego de tragar todos los dedos de Sukuna, Yuji es incapaz de contenerlo y el Rey de las Maldiciones encarna en un cuerpo propio. Movido por un capricho, Sukuna lo deja vivir, pero pronto descubre que no podría matarlo aunque fuese el único deseo de...