U N O

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<<Encuentro casual o tal vez una pequeña jugada del destino>>

La luz del sol se filtraba por la cortina de mi ventana, que por muy descuidada olvidé cerrar la noche anterior

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La luz del sol se filtraba por la cortina de mi ventana, que por muy descuidada olvidé cerrar la noche anterior. Sentí mi cuerpo pesado al igual que mis párpados, que con mucha dificultad movía correctamente, tenía un dolor de cabeza horrible de seguro por la música alta. Cerré la ventana que tenía justo al lado de mi cama y eché la cortina sintiendo molesto la energía proveniente del sol.

Bajé a desayunar aún con el pijama puesto, de seguro mamá habrá preparado unos platillos para chuparse los dedos. En cuanto llegué me encontré a mi madre poniendo sobre la encimera de la isla, con la ayuda de Will, su novio, tres jugos de naranja. Ambos tarareando su canción favorita de una banda local, que provenía de la radio.

—Buenos días —sonreí forzadamente, para después ocupar un espacio en la mesa.

—Buenos días, mi sol —mostró una sonrisa cálida, mientras colocaba los platos en sus correspondientes lugares.

—¿Todo bien, Bella? —preguntó will, mientras me miraba con preocupación. Odiaba que la gente me mirara así, tener un síndrome no es nada del otro mundo.

—Eh... —miré a mamá antes de concluir con lo que quería decir, la cual me rogó con la mirada para que no dijera ninguna estupidez—. Sí, todo guay —finalicé mientras cogía los cubiertos para probar la tortita con sirope.

Ambos se sentaron al unísono y comenzaron a comer. El ambiente era algo agradable, me gustaba pasar el rato de vez en cuando con ellos, si es que estaba de buen humor como para tolerar sus preguntas tontas sobre cómo me sentía. Terminé de desayunar lo más rápido posible y subí a mi cuarto para darme una buena ducha, tenía que prepararme para ir al instituto si no quería llegar tarde. Vaya locura de ir a una fiesta a sabiendas de que al día siguiente tendría que ir a clases.

Me puse el uniforme que consistía en: una blusa blanca, sobre ésta me puse una sudadera sin etiqueta color rojo, una falda de cuadros color gris a juego con mi lacito y por último unas calcetas color blanco. Me hice unas ondas en el cabello y salí de mi cuarto, ya con la mochila detrás de mi espalda.

Murmuré una despedida antes de salir. Estaban viendo una peli romántica, sentados cómodamente en el sofá mientras se abrazaban como si fueran una pareja de jóvenes, asintieron sin apenas mirarme y salí pitando del lugar.

Estaba cerrando la puerta de mi casa, cuando el auto de Ava estacionó justo delante de mí.

—Su chófer está lista para llevarla —se bajó las gafas de sol, dejándome ver sus ojos marrones.

Sonreí ante sus palabras, a lo que no tardé en entrar. Justo en el asiento de copiloto.

—Pensé que el revuelo de anoche te dejaría hecha polvo, pero veo que no es así —dije, mientras me ponía el cinturón de seguridad.

—Chica fíjate bien con quién estás tratando, ya sabes que un simple ajetreo no es capaz de derrumbarme —habló segura, para después pisar el acelerador. Saliendo lo más rápido de la entrada de casa.

Como siempre yo tenía que encargarme de la música, así que opté por una clásica para que la travesía hasta el instituto sea algo de lo más agradable. Pero sabía que algo me estaba matando y era curiosidad, por esos preciosos ojos ámbar que se había convertido en mi obsesión, me perdía fácilmente en ellos.

—¿Tú hermano piensa quedarse en los Ángeles por mucho tiempo? —solté, sin apenas pensarlo y analizarlo un montón de veces.

—Sí, es definitivo. Después de tantos años fuera de casa —habló sin apartar la vista de la carretera y, pude notar que una sonrisa se apoderaba de sus labios—. ¿Porqué preguntas? ¿Te interesa Jaden?

—¿Qué? —bufé—. Bromeas.

—Es una pena, mi hermano es bastante tentativo aunque está mal que yo lo diga. Pero seria genial que te volvieras a meter en una relación, después de lo de Dan.

—No me apetece, además si no se hubiera ido a Francia tal vez seguiríamos con lo nuestro —traté de engañarme a mí misma que eso era cierto.

—¿No crees que ya es momento de pasar página?

—... No me estoy aferrando a eso, es solo que ahora no. Lo único en lo que quiero centrarme es en mi salud mental.

—Lo que tú digas, pero seria guay que salieras con Jaden. Seríamos cuñadas ¿No es genial? —sonrió emocionada, a lo que yo me limité a poner los ojos en blanco por sus ocurrencias.

Siempre metiéndose en mi vida sexual.

¿Porqué alguien como él se fijaría en mí?

Tomamos las clases correspondientes a ese día, anotando cada pequeño detalle que nos parecía interesante. Otro largo y agotador día de escuela cumplido. Ahora tenía que ir a la cafetería, en donde trabajaba como camarera por unas horas. Mamá no le gustaba que trabajara pese a mis 17 años, pero nunca la hice caso porque me gustaba depender de mí misma y no de su dinero, al igual que Will.

Era cierto que no nos faltaba nada, pero por lo menos quería hacer algo por mi cuenta, ganar mi propio dinero y sentirme orgullosa de mí misma. Ava me acercó a lo que la agradecí una vez más todo lo que estaba haciendo por mí. Llevaba un poco de retraso a lo que me apresuré en cambiarme: una camiseta blanca de mangas largas, un pantalón jean azul y un delantal marrón que portaba el logo de la cafetería.

Apurada guardé mi uniforme en la mochila y salí del baño. Por suerte la señora Philips, encargada de la cafetería, no sé había percatado de mi tardía. Mi trabajo no era para morirse, simplemente me encargaba de tomar los pedidos, al igual que me encargaba de atender algunas mesas.

Estaba en mi tiempo de descanso, mientras observaba a las demás camareras hacer su trabajo. Las campanillas de adorno que estaban sobre la puerta emitieron un sonido, por lo que supimos que otro cliente había entrado.

La impotente figura de Jaden Walker apareció en el umbral de la puerta. Llevaba puesto una ropa deportiva color negro y unos auriculares inalámbricos colgando de sus hombros. Su pecho subía y bajaba constantemente y una fría capa de sudor rodeaba su frente en pequeña cantidad. Se veía algo sexy.

No, no. Dime que no acabo de llamar sexy al hermano de mi mejor amiga

Se sentó en una de las mesas del fondo y comenzó a mirar el menú. Mientras que yo, me dedicaba a observarlo desde lejos.

¿Qué podría salir mal? Simplemente tendría que tomar su pedido, ¿O sí...?


¿Qué les ha parecido la historia?, espero que bien ;) ¡Gracias por leer!

¿Amor u Odio?: Definitivamente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora