El problema de Giyuu (Capitulo Único)

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Aviso previo a la lectura;
Esto posiblemente quedó muy fuera de personaje, ya qué, más que nada lo que yo quería era un momento todo dramático y romántico entre estos dos personajes. Eso es todo.

Gracias de antemano por leer <3

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Giyuu estaba metido hasta el fondo en un problema bastante absurdo, al menos podría definirlo así por más que se sintiera como un pez fuera del agua, se seguía preguntando “¿Por qué?” ¿Por qué seguir queriendo hacerse más daño a estas alturas de la vida?

Una parte de él sigue siendo un masoquista emocional deseando justificar su falta de felicidad, o quizás es demasiado terco con respecto a los seres indicados con limitantes de caducidad para amar y apreciar.

Pensando eso último en un intento de barrer su ensoñación y atraerse por completo a la realidad… Giyuu observó al causante de sus problemas actuales, sentimientos contradictorios escalaban por todas partes. Quería estar feliz por él, genuinamente deseaba que aquello funcionara y fueran un tipo de compromiso duradero, pero conocía a ese antiguo hombre… tan buenas opciones y oportunidades de ser feliz se le habían presentado antes, todas tiradas a la basura porque fue un grandísimo imbécil. Aunque, en esta ocasión agradece que Kokushibo cambió tanto y tan para mal, ya que esas malas decisiones pasadas son lo que le permitió conocerlo hoy en día.

Es egoísta. Giyuu lo sabe desde siempre. Era un egoísta que se aferraba demasiado a las personas que amaba, los volvió su centro del universo y cuándo se iban, morían o lo decepcionaron se convertía en un planeta errante. Vagando sin rumbo hasta la siguiente opción que le dé un mínimo de alivio en este aturdimiento perpetuo. Dependiente. Un asqueroso egoísta que nunca se vio a sí mismo con buenos ojos, así que dejó pasar sus ideas como el agua que corre por los ríos. Lejos de él.

Recordó otras cosas, algunas más positivas; cómo esas veces que Kokushibo le hizo conocer a una de las mujeres (y hombres) más bellas que jamás había visto. Geishas, hermanos, artistas, luchadores, falsos dioses, todos los anteriores eran seres excepcionales, algunos más huecos que otros, pero la mayoría tenían de común que llevaban el perfil de ser demonios (Que morirían tarde o temprano por su espada o la de sus compañeros). Usando a Kokushibou de manera recíproca para sacar provecho mutuo de Tomioka (No era tonto, muchos de esos demonios intentan jugar un ajedrez mental con él. Lástima que todos se toparon con el enorme muro de su indiferencia, sumado a eso su nulo carisma y falta de palabras en sus frases casuales). Sumamente bellos en su situación, pero, hasta ahí.

No despertaron nada en el Hashira del Agua. Al menos, no como lo hizo el espadachín Lunar.

¿La luna superior número uno? Era algo novedoso. No era necesariamente superficial, si es que hubiera que ser un asunto de interés los 3 pares de ojos que llamaran a avivar el fuego casi extinto de su ser. Kokushibo tampoco fue condescendiente (con él), no trataba como idiotas a los humanos en primera de turno en expectativas de algo o simplemente aceptando la realidad de ser el segundo demonio más fuerte, también es respetuoso hasta con quienes no lo merecen, mierda… era un demonio genuinamente interesante, misterioso y ante todo era capaz de ser un ejemplo de admiración en la batalla sin siquiera dar una demostración apropiada.

Lo que quedaba de Tsugikuni sin duda alguna lo tenía envuelto en su dedo meñique. Suspirando como un imbécil que solo acechaba una oportunidad, una sola oportunidad, para demostrarle que era 10 veces mejor que cualquier otro luchador, científico, prodigio y… si, la verdad que no tenía oportunidad alguna.

En su defensa se enamoró, y cuándo andas así no llegan muchas luces a su cabeza por más listo que fuese.

Tampoco es que tuviera una cabeza demasiado cuerda para empezar. Llevaba embotado en un deterioro mental muy importante desde hace poco más de una década, y apenas ha vivido poco más de dos.

El problema de Giyuu [Kokushibo x Tomioka Giyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora