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                           🔜 capítulos cortos.

En una realidad tan miserable como ésa, el canto fúnebre se escuchaba en cada rincón, en cada persona que se convertía en un cadáver consumido por gusanos.

Las larvas carcomían tu carne, se alimentaban de un cuerpo putrefacto. Y eso daba bastante asco.

Pero, ¿qué pasa cuando los gusanos son invisibles y se comen tu cerebro?

Consumen su poca o nula estabilidad mental. Y viven día a día con ese ruido en el oído, haciéndose cada vez más agudo.


Renjun trató de incorporarse un poco, acomodándose en el respaldo de la cama. Tapó su cuerpo desnudo con la sábana, y se dedicó a controlar su agitada respiración. Su cuerpo estaba sudoroso y habían mechones de cabello húmedos en su frente.

— Por cierto, ¿cómo estás? —murmuró Jeno, riendo con diversión mientras se separaba de su novio. Él estaba de igual manera agitado, pero con una enorme sonrisa.

— Estoy bien... gracias por preguntar.

Renjun, por otra parte, portaba un semblante neutro. No había ningún rastro de satisfacción, sólo cuando anteriormente tuvo su esperado orgasmo, sólo ahí.

El sexo siempre había logrado ser una forma de desquitar el estrés personal de ambos, incluso cuando ni siquiera se habían visto en días. No lloraban, no se besaban dulcemente susurrando lo mucho que se amaban, simplemente era sexo.

— ¿Ya te vas? —los ojitos oscuros de Ren, captaron de inmediato cuando su novio se levantó de la cama para buscar su pantalón. Sabía lo que eso significaba, siempre lo hacía después de un momento tan íntimo.

— Sí, tengo... algunas cosas qué hacer.

— Jeno, no hemos platicado desde que nos vimos hace días, y no me contestas los mensajes.

— Sabes que estoy ocupado, cielo, ¿sí? lo sabes.

— ¿Viniste hasta acá para tener sexo y no porque me extrañabas?

Jeno no respondió nada. Se colocó el pantalón enseguida, y se alcanzó a escuchar una ligera sonrisita frívola de su parte.

Sin embargo, en lugar de ponerse a llorar, Ren ya estaba acostumbrado, asi que bufó y revolteó sus ojos de manera brusca.

Jen consiguió volver hacia la cama junto a su pareja, para tomarlo contra él y sostenerlo entre sus brazos. Juntó sus frentes para luego estrechar sus cuerpos en un suave abrazo, en el cual se podía apreciar la helada sensación de ambos corazones. Ninguno estaba enloquecido.

Había un frío y extraño distanciamiento en ese abrazo, por lo que terminaron separándose casi al instante. Un raro escalofrío danzaba sobre ellos, que los hacía sentir aterrados sin motivo alguno, como si el toque de ambos les lastimara.

Cuando sus ojos se toparon, Lee sintió un fuerte ardor en toda su cabeza, casi que ocasionándole migraña.

Y lejos de demostrar desagrado, porque sabía que Ren le reclamaría, prefirió cerrar los ojos y tomar las mejillas de su novio para darle un beso ruidoso en los labios. —Te amo.

Sin esperar respuesta, tomó sus cosas para dirigirse hasta la puerta. Aunque, suspiró fuertemente cuando nuevamente Ren lo detuvo. La voz firme del mayor a sus espaldas lo hizo voltear sobre su hombro.

— ¿Irás a comprar videojuegos? Yo... quiero ir contigo, amor.

— No, iré mañana, pero voy con Chenle.

— ¿Por qué con él?

— Porque somos amigos.

Y antes de que volviera a soltar algunas palabras, Jeno se dispuso a marcharse finalmente. Quizás sí tenía prisa.

Renjun abultó sus labios e hizo una línea con ellos, se sentía algo dolido de ser rechazado así. A él no le atraían mucho los juegos, y pensó que quizás así tendría más cercanía a su novio, por eso intentó que lo llevara a esa tienda. Pero, jamás podría lograr que Jeno lo enseñara a jugar sin que perdiera la paciencia.

Él sólo tenía gustos distintos a Jeno, pero no entendía porque el contrario lo trataba de idiota por eso.

Se puso de pie débilmente para agarrar su ropa y vestirse con lentitud. Había escuchado la puerta principal de nuevo, pensó que Jeno volvería, hasta que su puerta se azotó.

— ¡Renjun!

Cerró sus ojos con fuerza al sentir el grito quemarle los oídos. Recibió un buen golpe en la mejilla que lo tumbó contra el suelo, golpeandose la cabeza. Gimió de dolor por el ardor en la cara, sobretodo cuando ese golpe no era el primero de las típicas sesiones diarias.

— Ví con mis propios ojos a ese hijo de puta salir de acá, asi que ni se te ocurra negarlo. ¡Que puto asco me das!

Las palabras de su papá sólo hicieron que sus sollozos asustados aumentaran, y abrazara sus rodillas en un intento absurdo de evitar el dolor que ya conocía en carne viva.

Sin embargo, el hombre mayor parecía ansioso de desahogarse con su hijo, tanto que se emocionaba de más cuando lo pisaba como si fuera basura. Lo pisoteaba con sadismo y enojo ferviente. Y cada golpe en el rostro le daba una inmensa satisfacción.

Así fue hasta que, pudo divisar confusamente sangre en el suelo, y sus manos magulladas de tanto violentar al menor por el simple hecho de volver a encontrar a su pareja en su casa. Cada que podía le recordaba cuando los encontró teniendo sexo y se aferraba al repudio.

Renjun seguía llorando mientras le pedía que parara, le daba bastante miedo que cada vez que decía eso, su papá empeoraba.

¿Cómo cambió tan rápido esto?

immanence - ren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora