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Habían pasado un par de días desde la noticia de Cielo

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Habían pasado un par de días desde la noticia de Cielo. Tanto grandes como chicos se encontraban tristes aún.

Ahora, Franchesca se encontraba en su habitación con casi todas las chicas, eligiendo qué atuendo usarían para la fiesta de hoy. Aunque la angustia seguía presente, Nicolás había decidido que saldrían adelante, todos juntos.

Pintó sonrisas en la cara de todos los adolescentes cuando accedió a que atendieran al boliche.

Todas cotorreaban y reían, a excepción de Tefi y Caridad, que se encontraban en el baño con Melody.

Franchesca se encontraba peinando el cabello de Vale, con quien se había hecho muy amiga. Aunque en un principio, la rubia se hiciera reacia a obtener cariño, el corazón de la morena la fue ablandando.

Peinar era tarea fácil cuando simplemente era pasar el cepillo por la cabellera, por lo que Fran tenía la capacidad de dejar todos sus pensamientos invadir su mente.

Desde aquel día no había vuelto a ver a Simón más allá de clases, en las que el ni siquiera intentaba mirarla, esperaba con ansias el momento correcto para poder hablar con él.

También estaba Rama, a quien había consolado toda aquella tarde. Luego, volvieron a su rutina. Él le hacía chistes pesados y ella, como fosforito, se enojaba.

Nadie podía comprender cómo dos personas tan iguales se pudieran detestar tanto.

-Listo Vale.- Sonrió. Entonces, la rubia tomó un pequeño espejo de mano y se miró.

-Gracias Frani.- Le devolvió la sonrisa, conforme.

-Chicas.- Golpeó Tacho la puerta, para luego entrar con los ojos tapados. Detrás de él se ubicaba Luca.- ¿Están listas? Ya nos vamos.

-¿Por qué te tapas los ojos?- Rió la menor de los Bedoya, acercándose a él para destapar sus ojos.

-Y no que se yo, no vaya a ser que una esté desnuda. ¿Sabes el quilombo que se me arma?- Le respondió, haciéndola reír nuevamente.

-Estas muy linda Fran.- Le dijo Luca, mirándola de arriba a abajo. Ella se limitó a regalarle una sonrisa amable y tímida.

Cada muchacha tomó su abrigo y salió, dirigiéndose al boliche.

Poco sabían ellas de la apuesta que los varones habían tramado.

Apenas entraron al bar, todas se dispersaron, menos Valeria y Franchesca, que se acercaron a molestar a Ramiro.

-¿No bailas Tronco?- Le preguntó la rubia.

-¿Qué? ¿Me están invitando?- Respondió él, haciéndolas reír.

-Seguí participando.- Le tocó el brazo Fran.- Tenes un... hombro más bajo que el otro.

-No, no. Debe ser la remera. ¿Cómo voy a tener un hombro más bajo que el otro?

Dandelions | Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora