Después de 9 meses por fin voy a conocer a mi bebé. Ese que eh cargado en mi vientre con orgullo y será el heredero definitivo al trono.
Me encontraba en el trono de la reina; mi puesto. Al lado de mi esposo; el rey. Cuando sentí como un líquido espeso y caliente recorría mis piernas y un dolor se alojaba en mi vientre bajo.
Rápidamente todo se detuvo, el rey me llevó a la habitación principal del castillo donde compartimos nuestra historia de amor y entré en labor de parto.
Pensé que no iba a lograrlo, que moriría yo o el bebé en el proceso, pero el destino tenía otros planes. Mis ojos ya no abrían, pero el llanto de un bebé me dió las fuerzas que no sabía que tenía.
Me levanté y tomé a mi bebé en brazos.
- Es una niña -sonreí para mí mientras mi preciosa princesa lloraba entre mis brazos.
El rey entró y besó la cabeza de nuestra bella creación, así perpetuando el echo de que nuestro amor creció 5 veces más.
El tiempo pasó, yo enfermé, mi hija, la princesa, aprendió todo lo que debía sobre cómo gobernar, aprendió a controlar su poder, defenderse, y a dar su vida por el reino.
Raras eran las veces que podía levantarme de aquella cama, por mucho que lo intenté no pude darle un heredero varón a mí esposo, luego de mi parto, quedé sin la habilidad de poder procrear nuevamente.
Mi luz se apagaba poco a poco, nadie encontraba la cura de mi enfermedad, pero solo cuando mi hija estaba cerca yo me sentía bien, y no solo emocionalmente por pasar tiempo con ella, sino que mi enfermedad desaparecía.
Mi bebé solo tenía 4 años, aún no podía desplegar su potencial, por lo que al no encontrar solución me limitaban a verla solo cuando recaía de forma que yo sola no podría aguantar el dolor.
Entonces llegó el día en el que el Consejo le exigió a mi marido más opciones, otro heredero, una nueva unión.
A él no le quedó más remedio que callar y hacer caso. Se casó con una princesa que perdió el poder del trono cuando intentó iniciar una guerra contra el Consejo.
Ella y su hija comenzaron a rondar por el castillo, mientras yo me debilitaba cada vez más. Era como si tenerlas cerca me enfermara.
Desde que aquella se sentó en mi puesto aquel día, no supe más de mí hija, pero algún que otro murmullo hablaba de lo mal que todo estaba en el reino, nunca supe de qué hablaban concretamente.
Hasta que de la nada me levanté de mi cama, salí en busca de respuestas, y al llegar al trono fui exiliada de mi propio reino, hacia el abismo del que nunca nadie había salido.
No entendí nada, mi estado de enfermedad empeoró, y yo, para todos en el reino dejé de ser la reina, para pasar a ser la traidora que intentó hacerse con el trono a la fuerza.
No sabía nada de mi hija, o mi marido. Estaba sola, enferma, y sin conocer la verdad. «Que los dioses se apiaden de mi», fue lo único que pude pensar mientras el tiempo pasaba.
[...]
Frozrn.
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|| Academia ||→pjm
FantasyCuando creces rodeada de humanos y un día de la nada descubres que tus padres no son los biológicos y que en tu interior guardas un gran poder que siempre han tratado de ocultar, no hay forma de que nadie se tome a bien la noticia de que a estado vi...