Un simple rumor para todos, pero para él, marcaba el descenso de su vida.
Chifuyu, un joven de dorados cabellos, se adentraba en su segundo año de secundaria. Como un viento susurrante, el rumor de que era gay se había propagado entre los pasillos y...
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𝗡𝗼𝘁𝗮 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼
El rumor de que chifuyu era gay se dió a conocer en su primer año de secundaria
Desde entonces empezaron las burlas y agresiones físicas de parte de sus "compañeros"
Pienso profundizar este tema un poco más, aunque van a tener que esperar:3
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Los primeros rayos del sol se filtraron delicadamente en su cuarto, bañando el espacio con un resplandor dorado. Chifuyu, en un intento desesperado por evadir la invasión luminosa, cubrió su rostro con las sábanas, buscando prolongar un poco más la oscuridad que lo envolvía. Sentía el calor reconfortante de las sábanas, un último refugio antes de enfrentar el día.
Unos golpes secos resonaron en la puerta, rompiendo la serenidad matutina. Se levantó con tal prisa que perdió el equilibrio, cayendo torpemente al suelo.El dolor en su rodilla fue un recordatorio amargo de su fragilidad. Genial, otro día comenzando con un tropiezo.
-Chifuyu, vas a llegar tarde. Alístate de una vez -exclamó su madre antes de regresar a sus quehaceres, sin siquiera asomarse para ver si él estaba bien.
El joven, todavía desorientado, se levantó como pudo y se dirigió hacia el armario. Abrió las puertas y tomó su uniforme, pero se quedó inmóvil, atrapado por una tormenta de recuerdos dolorosos que inundaban su mente. Cada insulto, cada golpe, volvía a él como un eco, reverberando en su cabeza. ¿Por qué no pueden dejarme en paz? ¿Qué les hice para merecer esto?
No era que odiara estudiar; de hecho, le apasionaba aprender cosas nuevas. Sin embargo, aborrecía la escuela. Cada vez que cruzaba las puertas de aquel lugar, sentía como si el mundo entero conspirara en su contra. Allí, su existencia parecía carecer de importancia, y las burlas y golpes eran una realidad cruel y constante que nadie se molestaba en detener.
-¡Chifuyu! -la voz de su madre resonó con fuerza al irrumpir en su cuarto-. ¡Apresúrate! ¿Cómo puedes llegar tarde en tu primer día de clases? -exclamó casi gritando, y luego cerró la puerta con un golpe seco antes de volver a sus quehaceres.
