Lirios de tinta. || Jimmy N. X Timmy T. (Traducción)

Rosas rosadas

Su formación en soldadura, química y todo lo relacionado con la ciencia le facilitó la transición del mundo académico al mundo del arte. Unas manos firmes y una paciencia inquebrantable funcionaron bien cuando se trataba de tatuar. Su tienda siempre estaba limpia y organizada. A Jimmy no le gustaba presumir mucho (¿a quién engañaba? Por supuesto que sí), pero había ganado premios por lo bien que mantenía su tienda. Tenía sus premios en las paredes en expositores especialmente diseñados. Jimmy tenía galaxias pintadas a lo largo de sus paredes, Nebular Designs era todo lo que quería que fuera. Excepto por una cosa, por supuesto, pero... ¿Cómo podría Jimmy intentar traer a alguien a su establecimiento? A Jimmy le gustaba mantener las cosas ordenadas. Introducir a alguien más en su espacio sería un desastre absoluto. Jimmy no podía controlar el caos: se negaba a dejarlo entrar en su tienda. Ya tenía suficiente caos en su vida, lo último que necesitaba era añadir más. Jimmy dejó la profesión científica por una razón, y meterse en una pequeña tienda de tatuajes era exactamente lo que estaba buscando. Estaba buscando la paz y la encontró.

—... y asegúrate de dejar que se ventile después de unos días, ¿de acuerdo? Duerme con la piel vendada, pero es bueno dejar que la piel se cure naturalmente— Jimmy llenó la pequeña bolsa de plástico con suministros para el cuidado posterior. La mujer se fue y Jimmy echó un vistazo a su calendario. No tenía nada en su agenda para las siguientes horas: era la hora del almuerzo. Puso su cartel que decía que estaba cerrado para el almuerzo y se dirigió a la puerta de al lado. Jimmy pidió lo mismo cada vez, así que tuvo que saludar a Patrick, pagar y luego dirigirse a la cabina en la que siempre se sentaba. Después de unos minutos de desplazarse por su teléfono, Jimmy escuchó el sonido revelador de alguien deslizándose hacia la cabina frente a él.

—Esperarás a que salga de mi tienda antes de venir?— No necesitaba levantar la vista para saber quién era.

—Solo a veces. Quería saber tu opinión sobre el nuevo chico, ya lleva aquí una semana. Te vi pasarte por aquí antes. — Danny le quitó el teléfono a Jimmy y lo puso boca abajo sobre el mostrador. El tatuador miró al músico con el ceño fruncido.

—¿En serio me estás acosando? Eso es espeluznante, Danny. —Jimmy se acomodó en su puesto. Estaba bromeando, por supuesto. Disfrutaba de la compañía de Danny, pero el hombre era extraño.

—Sí, de hecho lo hago. Es hora de que te cambies la ropa interior, llevas tres días usando la misma —gritó cuando Jimmy lo pateó desde debajo de la mesa.

Jimmy puso los ojos en blanco. —No seas grosero, Danny. De todos modos, él está bien...

—¿Está bien?—El hombre mayor movió las cejas.

—Dios, debería haber adivinado que serías raro. Sí, él está bien. Al parecer lo conocí hace unos años en algún lugar, puedo reconocerlo vagamente. Ya sabes cómo fue mi infancia. —Era de conocimiento común entre su pequeño grupo de amigos que a Jimmy le costaba recordar partes de su infancia. No fue una mala infancia, por así decirlo, pero ser tan inteligente como es hizo que fuera difícil disfrutarla. Pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando, trasteando, construyendo; muy rara vez salía de su casa. Se saltaba tantos grados tan a menudo que hacer amigos era difícil. Donde deberían estar los recuerdos, en cambio, estaba lleno de una cantidad demencial de conocimiento, Jimmy era una enciclopedia andante.

—Creo que es lindo, exactamente tu tipo. Mucho mejor que tu último error, que fue quedarse por aquí. Le dije que si aprueba tu examen, podrá venir a jugar con nosotros. Danny se reclinó en la cabina y estiró sus largas piernas.

—¿Estás hablando de la florista de allí? —Bobby dejó las dos bandejas sobre la mesa.

—¿Por qué intentas emparejarme? Es lindo, sí, pero...