A veces dos corazones afortunados se unen,
Laten en silencio,
Sus dueños se miran a los ojos,
Sonríen como chiquillos que observan por primera vez el mundo y sus maravillas,
Se toman de las manos queriendo sentir esa corriente eléctrica,
Esa sensación que eriza cada vello en su cuerpo,
Desean ser eternos,
Quieren protegerse de ellos mismos, de sus propios demonios,
Eso quiere ella,
Quiere recoger cada lágrima
Cada palabra hiriente,
Cada mal entendido,
Explicarle que cuando no le amaba lo suficiente era porque su mente jugaba en contra,
Esas voces que le impiden escuchar con claridad,
Esas voces que la torturan,
Que amor tan caótico,
Quiere que algún día fueran solo los dos,
Quiere amarte sin inseguridades,
Sin miedos, sin problemas,
Quiere que todo sea fácil,
Quiere ser normal,
Quiere hacer tantas cosas,
Pero esa no es su realidad,
No es su historia, no su inicio...
La mejor parte de este cuento fue hace un año,
Hace un cumpleaños veinti-cinco,
Un día cinco,
Así surgió,
Una historia que comienza ahora con su nombre,
Su presente, ese regalo que alguna vez esperó en cada navidad,
Ese dulce que espera un niño,
Ese anhelo que su corazón herido ocultaba,
Eso que tanto esperó encontrar,
No en libros ni novelas,
Sino una historia donde sería protagonista,
Donde contaría su experiencia,
Vivir su propia historia de amor,
Qué venturoso sucesos,
Ahora puede amar de esa manera que tanto ha ofrecido,
Amar como aman en los cuentos
Con seguridad, sinceridad y respeto,
Amar como una vez quiso que la amarán,
Un amor romántico y empalagoso,
Lleno de mimos y besos en la frente,
De risas los domingos y juegos de mesa los miércoles,
Un ajedrez, donde la dama siempre está cerca de su rey,
Amar como un poeta ama las estrellas,
Como un poeta ama su bolígrafo y la tinta en sus versos, convirtiéndo un ser mortal en inmortal,
Cada estrofa fue un altar donde tu recuerdo será una ilustración de lo divino,
Te amo, te amé...
Y entre tantas líneas de mis poemas,
Creí que sería suficiente para que te quedaras un verso más.
