Temprano en la mañana, el clima parece cambiar ligeramente mis emociones y a pesar del frió, el sol empieza a calentar con tanta fuerza mi corazón que incluso la capa de hielo más fría empieza a derretirse, haciendo que mi estado de ánimo sea bastante animado.
Luego de ducharme y verme al espejo, no puedo evitar recordar los sucesos que han acontecido días atrás. Cuando mi mente se llena de ellos, no soy capaz de tranquilizar los latidos de mi corazón y mucho menos de borrar el color rojo de mis mejillas.
—¡¿Estás enfermo?! —le reprocho a la imagen en el espejo como si fuera capaz de responder.
Recojo mis cosas y salgo de casa justo a tiempo para pasar antes por mi habitual cafetería. Espero mi turno en la fila hasta que la conversación del chico delante de mí llama toda mi atención.
—Me da dos cafés caliente por favor? Está haciendo mucho frío y mi novia debe estar esperando.
¿Comprar un café?
Estoy tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera soy consciente de que mi turno ha llegado y la chica ha estado tratando de llamar mi atención varias veces.
—Señor, ¿Va a ordenar algo o no?
—¿Eh? —regreso a la realidad— Ah, sí.
—¿Qué va a querer?
Giro mi rostro hacia la puerta siguiendo al chico que acaba de salir y luego vuelvo a mirar a la chica, pensando un poco antes de responder.
***
Balbuceo sin saber exactamente qué palabras salen de mi boca mientras ingreso a la facultad de Derecho. A lo lejos puedo ver a Jay en su casillero y corro hacia él para pedir ayuda.
—¡Oye!
—¡Mierda! —mi grito lo lleva a maldecir y cerrar su casillero de un portazo— ¡¿Quieres dejar de gritar cada vez que apareces?!
—Necesito tu ayuda. —ignoro su comentario— ¿Qué debes decir… cuando le das algo a alguien?
—Pues eso mismo, “Toma, te compré esto" —explica con naturalidad— ¿Por qué quieres complicar todo?
—Me refiero a… si lo que vas a dar tiene un significado importante, ¿Qué debes decir?
Jay cierra un poco los ojos con sospecha y luego ve el café entre mis manos, lo cual logra hacerlo sonreír.
—¿Es para Eller?
—Obviam… ¡No lo es!
Jay ríe fuertemente y no puedo evitar sentirme avergonzado.
—Escucha esto, voy a fngir ser ella y tú vendrás a mí y me darás el café, ¿Bien?
Asiento. Jay se para con seriedad frente a mí y yo me preparo. Extiendo el café hacia él y no digo nada más.
—¿Qué es?
—¿Eres ciego o tonto? —golpea mi cabeza y me quejo por el impacto.
—¿Por qué te sales del papel? ¡Solo responde las preguntas, se supone que debo actuar como ella! Hazlo de nuevo.
Extiendo nuevamente el café y Jay entra en personaje, tan parecido a Eller que me aterra.
—Ten, hace frío. —decido iniciar el diálogo.
—¿Por qué me das esto? ¿Tienes algo que decirme?
Intento seguirle el juego pero simplemente logra sacarme de mis casillas.
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Quizá, el próximo octubre
RomanceMichael Stewart no solo destacó por su inteligencia, belleza y su posición en la sociedad al ser hijo del abogado penal más famoso de la ciudad, sino también por el rumor de que este... tiene un miedo irracional hacia las mujeres que no le permite s...