Capítulo 2.

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Osamu y Fyodor se movilizaron rápido, despertaron a todos y todo el mundo comenzó a trabajar en plena madrugada, Atsushi seguía llorando mientras que el asistente de su hermano, Chuuya, estaba sosteniendo un peluche al joven – Atsushi, oe deja de llorar – dijo molesto – Dazai maldito bastardo, ¿Qué le hiciste a tu hermano?

- Ese maldito hizo llorar a mi pequeño tigre

- Debe morir mil infiernos – exclamo Fyodor

- Sigma ayúdame – pedía Chuuya

- Estoy redactando el divorcio Chuuya. Solo sostenlo

- No puedo ya – se quejó Chuuya

Abrazo al menor y Atsushi solo comenzó a llorar más, la madrugada había sido caótica para todos.

Por la mañana, Atsushi se escapó de todos, había tomado únicamente la hoja del divorcio para cuando llego a su hogar, busco al azabache, pero solo volvió a suspirar – ni siquiera llego a la casa... - expreso sosteniendo sus lágrimas – es el colmo... - expreso molesto.

Fue a su habitación, comenzó a tomar su ropa guardándola en una maleta, no pudo evitar recordar todo lo que vivió esos últimos 3 años.



La primera primavera que estuvieron juntos en aquella casa tan llena de plantas, era alta así que era fresca y tenían un mini estanque en ella, solo tenían 1 año viviendo en la casa, pero se sentía hogareña. Recordaba cómo se acogió a si mismo en un abrazo cuando Ryunosuke llego por detrás abrazándolo - ¿Qué ocurre? ¿incomodo?

- Solo me siento extraño

- No tienes que, tenemos nuestro hogar

Atsushi sonrió – sí, nuestro hogar.

- ¿volverás a pasar tiempo conmigo?

- Estoy intentándolo...


Al recordarlo, volvió a llorar.


Podía recordar como anteriormente, vivían en un departamento de una habitación y un pequeño pasillo que era baño y cocina, Atsushi despertaba a las 5:00 a.m. – Atsushi, ¿Dónde vas?

- Iré al mercado, venderé verduras y flores Ryu

- Pero...

- Tranquilo, volveré para tarde el desayuno.

Así había sido su inicio de casados, Atsushi trabajaba duro por la mañana para vender flores a las florerías, luego alrededor de las 7:00 regresaba a su hogar, donde preparaba el desayuno del mayor, lo ayudaba con su traje y entonces, Ryunosuke salía a trabajar.

Lo admitía, amaba a su esposo y ese valor de salir todos los días a trabajar arduamente, algo que copio de su esposo claramente. Cuando su esposo se iba, limpiaba su minidepartamento, tendía los futones. Acomodaba todo, y volvía a salir, volvía al mercado donde ponía su puesto de arreglos florales, vendía verduras y a veces ayudaba a los puestos vecinos cuando él no tenía ventas, así por lo menos sacaba el día. Su esposo lo invertía todo, y lo que Atsushi ganaba era para el departamento y comida. ¿necesidad? No la tenía, pero no quería apagar a el ímpetu de su esposo, al contrario, quería ser su fortaleza y siempre a su lado.

Por las noches, Atsushi llegaba antes que su esposo, dejaba el agua tibia para él, cuando llegaba lo saludaba alegre con un abrazo, y un beso, siempre haciendo a Atsushi reír, dejaba sus zapatos. Atsushi los acomodaba en el mejor lugar, no quería que se ensuciaran o estropearan, su saco, lo ayudaba a quitárselo, rápidamente lo llevaba a lavar, sacaba una placa pequeña de mármol y un buen jabón – Atsushi, no tienes que

Mi marido necesita un castigo || BSD AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora