"𝑵𝒐 𝒎𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐...

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—Sólo dime, sabes que podes confiar en mí...no abriría mi boca para contárselo a nadie, confía en tu amiga Eva— Asiento, poniéndole atención. Ambas nos miramos, ella con seriedad y yo con una sonrisa. —¿Él te gusta?—

—¿A que viene está pregunta?— Suspiro, levantándome del colchón y así caminar y ponerme frente al espejo, viéndome en el. Acomode mis ondas las que había armado hace pocas horas atrás Clarita. —¿No estás alucinando Clari?— bromee soltando una risa, ella se puso de pies viniendo conmigo. Toco con delicadeza mi cabello y sonreír.

—Está bien, algún día vas a caer en el mundo real...en ese mundo dónde no pensabas estar, donde se da amor y también se recibe.— Beso mi frente y sonrió —Debo irme, mis papás vuelven de Taiwán y debería aprovechar unos minutos más en tener la casa sola, tú me entiendes..— reí, asintiendo.

—Te amo y...gracias por todo, por prepararme— Sonreí para abrir mis brazos y abrazarla, está se despidió. La acompañé hasta abajo y así despedirla por última vez

—No te cierres, que nada te intimide, ¿okay? eres lo más lindo del mundo, aunque muchos no te conozcan yo sí y sé que eres una linda persona. Y sobre la cita...

—Salida de amigos— le corregí y ella rodó los ojos, tuve que reírme de su rostro

—Cómo sea, amigos que se tienen ganas...bueno, espero que la pases bien y puedas conocerte...nada en especial sólo tu sabes a lo que me refiero, conócete Eva.— me dio un ultimo abrazo y beso en mi frente para irse a su coche. Me quedé viéndola hasta ver su auto salir del garaje.

Volvi a lo mio; poniendo agua para bañarme y prepararme mi rutina facial de skincare, entre demás otras cosas. No fue tanto tiempo del que demore para estar frente a mi espejo masajeando mi piel con un aceite, solté un suspiro al verme lo fatal y hermosa que estaba. Tenia mis altibajos pero hoy estaba brillando, nada en especial creó.

La puerta principal se abrió, pude escuchar que mamá me llamó. Termine con lo mío para luego bajar;

—Mamá...— la salude, beso y abrazo para verlos a ellos. Max, Lía y Emma, quienes estaban sonriéndome. —...¿que tal, todo bien?—

—Si, ¿y tu? a donde salís, últimamente andas misteriosa— entre cerró sus ojos mirándome con una ceja alzada, Max estaba haciéndome intimar. Trague con dureza y hable.

—Nada en especial, voy a reunirme con Clara— Bien hecho, sigue así...miente y todo algún día saldrá a la luz.

—¿Y tan...hermosa?— Emma, sí estaba metiéndose en asuntos que no la llamaba. La miré y sonrei, ocultando mis maldiciones venosas contra ella.

—Siempre estoy hermosa, no sé que hablas. Ahora déjenme, iré a terminar mi rutina. Para cuándo baje no quiero ningún interrogatorio sino halagos. ¿Vale?— ellos asienten, igual a unos soldados y reí. Subi, nuevamente a seguir con lo poco, la vestimenta y por último mi calzado.








(...)








Estaba tan nerviosa por salir, en cuánto terminé de verme al espejo abri la puerta.

—Gracias Bernard— Agradecí y salí para dejarlo ir al chófer de papá. Insistió tanto de acercarme, por protección, mi auto lo deje en el garaje de casa y use al único chófer. Esté asintió, alejándose en humos.

Entre al restaurante dónde habían millones de gentes y llenisima, miré al mozo quién se me acerco rápido a preguntarme;

—¿Señorita Evangelina?— Una sonrisa ladeo para examinarme rápidamente con su mirada intensa sobre mi cuerpo. Acomode mi saco, y le sonreí tímida.

𝚄𝚗 𝚜𝚞𝚌𝚒𝚘 𝚓𝚞𝚎𝚐𝚘|| 𝗧𝗼𝗺 𝗞𝗮𝘂𝗹𝗶𝘁𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora