Ú𝗻𝗶𝗰𝗼.

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Con los ojos vendados, las manos atadas detrás de su espalda para evitar cualquier oportunidad de tocarse, Julián estaba sentado, completamente desnudo, con sus piernas abiertas y la espalda apoyada en el respaldo de la cama, dejando todo su trabajado cuerpo a la vista, sólo para Enzo.

Según el menor, Julián se había portado mal, en su ausencia, había hablado de una forma muy feliz y cercana con Lautaro Martínez.

Enzo los había encontrado justo antes de que sus labios pudieran tocarse.

Tenía que admitir que el chico era rápido, apenas lo había dejado menos de una hora, dándole permiso para quedarse en el bar sin su compañía mientras él hacía otras cosas. Y apenas en un rato ya estaba
sentado sobre aquel chico con una sonrisa atrevida.

No es que fueran eran novios, tampoco tenían la intención de serlo, pero en su extraña relación de buen sexo eran una pareja, pero más que nada, Julián Álvarez pertenecía únicamente a Enzo Fernández y a nadie más.

Había arrastrado con furia a Julián hacía el auto, y luego inicio una especie de discusión que continuó hasta llegar a casa, donde la frase de "Te voy a coger tan duro y tan bien que no vas a querer ni imaginar estar con alguien más." marcó el inicio de un desafío.

A lo que Álvarez había respondido con una asquerosa sonrisa llena de confianza y sarcasmo "Intentalo dale, no vas a escuchar ni un solo gemido salir de mi boca. No te creas mucho, Enzo, cualquiera puede dar una buena cogida"

Así que ahí estaban, ambos en el cuarto que siempre era testigo de todos sus encuentros.

El más joven caminaba de un lado del cuarto al otro, admirando al chico contrario con ojos lujuriosos, mientras una
mano tocaba su mentón, pensativo.

No podía resistirse al mayor, menos si estaba tan a su merced, pero el castigo era la razón de eso, y estaba calculando fríamente las posibilidades de qué hacer, sin querer caer en golpes, nalgadas, o asfixias, no era mucho de ese tipo de cosas.

El sexo duro le gustaba más que todo eso.

El problema era que a Julián también le gustaba que le den duro, tal como Enzo Fernández lo hacía.

Por algo eran tal para cual.

Aunque eso ahora les jugaba en contra

—¿En algún momento vas a empezar a hacer algo? —. Preguntó Julián con fastidio, la idea de estar atado y a disposición de Enzo era excitante pero comenzaba a cansarse y a sentir algo de frío. Habían bajado el nivel de la calefacción de la habitación ya que la idea era que ellos calentaran el ambiente, así que el cuarto siempre estaba bastante fresco hasta que ellos hacían lo suyo.

Enzo sonrió un poco, con gracia por la actitud del más bajo.

Sin decir nada, se acercó a él, Julián movió su cabeza en dirección al ruido de las sábanas mientras lo sentía avanzar.

Sintió la mano del menor tomar su mentón
alzando su rostro y juntando sus labios con fuerza, haciéndole inevitable escapar de aquel húmedo beso.

Fernández se apoderó de su boca con violencia, recorriéndolo completamente.

Sintió la mano del chico recorrer con la punta de sus dedos la extensión de su muslo, yendo hacia la parte interna, haciendo que un escalofrío lo recorriera, conforme el otro subía por su piel para acariciar de la misma manera su miembro, aún dormido.

Enzo separó sus labios, escuchando felizmente la respiración agitada de Julián por aquel beso.

—Voy a hacerte rogar para que empiece, sunshine.

﹒★﹒𝖲𝗎𝗇𝗌𝗁𝗂𝗇𝖾﹒%﹒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora