Alfas, Betas y Omegas. Eran los tres géneros secundarios que regían en el mundo. En el pasado, cuando las personas necesitaban un líder que los guiara y ayudará a sobrevivir en los tiempos difíciles, los Alfas tomaron ese lugar y protegieron a sus manadas. Ellos, con unas simples palabras y feromonas, podían tener a quien sea a sus pies y proteger su dominio.
Por otro lado, estaban los Betas, personas comunes, que si bien no eran afectadas por aquellas feromonas, no podían compararse con la grandeza de los alfas.
Y finalmente los omegas. Generalmente, se les asociaba con la gentileza, delicadeza y sumisión. Ellos también desprendían feromonas, principalmente para atraer a los alfas más fuertes o compatibles para poder formar un vínculo con ellos, uno inquebrantable, y así gozar de su protección y darle hijos que en un futuro serían sus sucesores.
Para Naruto, eso era una completa estupidez. Habían transcurrido miles y miles de años desde que esa era la sociedad utópica existente, pero ya no más. Ahora eran tiempos modernos, cosas como creer que alguien era superior o inferior a los demás por su género secundario era ridículo. Contaban con medicamentos para controlar sus feromonas y ciclos de celo.
Lamentablemente, ese tipo de pensamiento aún estaba muy presente en la sociedad. Aunque sí había una disminución en cuanto a la discriminación, no se había erradicado en su totalidad, sobre todo los prejuicios negativos hacia los Omegas.
Mientras que los alfas habían encontrado la forma de mantener su dominio en la población, metiéndose en la política y en importantes puestos de negocios, los omegas seguían siendo vistos como simples objetos sexuales.Cada vez había menos alfas dispuestos a tomar la responsabilidad de formar un vínculo con un omega, por lo que solo se acostaban con ellos sin marcarlos. La taza de Omegas embarazados que no tenían compañero era bastante alta, pero aun así para muchos no era un tema de preocupación por el simple hecho de quien se trataba.
Cuando Naruto tenía 12 años, las manifestaciones del género secundario comenzaron a aparecer entre sus compañeros. Siendo en su mayoría Betas, la aparición de un Alfa era motivo de halagos y emoción. Sin embargo, cuando alguien resultaba ser un omega, inmediatamente se convertía en un marginado.
Él era diferente, sus padres y su abuela Tsunade siempre le había enseñado la importancia del respeto entre todos, sin importar sus características, así que cuando uno de sus compañeros era intimidado por ser omega, los defendía, aun si debía utilizar la violencia.
Eso no cambió incluso cuando él mismo se manifestó como omega. No se sentía diferente a lo usual, seguía siendo Naruto Uzumaki. Su actitud rebelde y siempre orgullosa hizo que los demás dejarán de meterse con él. Con el tiempo, los niños fueron madurando y dejando varias de esas actitudes atrás.
Naruto ya estaba en su último año de preparatoria, y aunque no le entusiasmaban las clases, sí lo hacía el club de Karate. Desde hace tiempo que había tomado la posición de capitán y ahora tenía que preparar todo para cuando no esté.
Veía a sus compañeros tomar asiento, emocionados y hablando con sus amigos, él hizo lo mismo y tomó el asiento en su lugar favorito, casi al final en medio. Dejó sus cosas en el escritorio y volteó hacia atrás.
—¿Cómo estás Shika?
El azabache levantó su rostro oculto entre sus brazos, con una expresión de cansancio le respondió —¿Tú cómo crees?— bostezó.
Naruto rio y picó juguetonamente las mejillas de su amigo.
—Siempre estás dormido viejo, ¡Tenemos que disfrutar este año!
Shikamaru se recargó sobre su mano. —¿No ibas a estar ocupado con tu club?
—Bueno, sí, pero aún me quedará tiempo para estar con mis amigos— sonrió con fuerza. — Solo tengo que encargarme de capacitar a mi sucesor.
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Compañero
FanfictionNaruto, un joven activo y sonriente que sólo quiere vivir su vida sin los prejuicios de ser Omega. Sasuke, el atractivo alfa, que nunca ha tenido su celo y detesta la atención indeseada. Ambos podrían encontrar extrañamente agradable la compañía del...