XXIX

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Theodore Nott

No me gustaba nada jugar al Quidditch. Me parecía un deporte basado en demostrar quien era el mejor, el más fuerte y el más rápido, en vez de centrarse en el juego como tal.

Pero tenía que admitir que verlo es mucho más entretenido. Y la fiesta de después, aún más. No porque fuese a ninguna, pero porque tenía la habitación sola para mí y podía hacer lo que se me diese la gana.

Sin embargo, hoy no. El día que más me apetecía malgastarlo haciendo nada, Blaise tenía que celebrar su puto cumpleaños. Ni siquiera era hoy, era el domingo, pero tenía que "ir y punto", o algo así me dijo Matheo antes de irse para ayudar a Draco y a Regulus con las bebidas.

Prefería que me mordiera otro bicho del Bosque Prohibido antes que tener que ir a bailar y tener que meterme en medio de las cincuenta peleas que causaría Matheo para pararlas.

Sí, lo admito, no me gustaba pelearme. Es muy innecesario y patético. Si te cae mal alguien, le ignoras y punto. Si le dedicas demasiado tiempo o energía, simplemente eres ridículo y no tienes nada mejor que hacer.

Hablando de personas que me caen mal... ¿Ámber iría a aquella fiesta? Esperaba que... Bueno, para qué seguir fingiendo. Me lo pasaría mucho mejor teniendo alguien a quien molestar y hacerle la fiesta igual de innecesaria que a mí. Porque, cómo decía; no tengo nada mejor que hacer allí.

°°°


Obviamente llegué tarde.

Y aún más obvio, lo primero que hice fue ponerme tan borracho como para ni siquiera recordar mi nombre. Encima, el alcohol lo trajo Zabinni, y eso significaba que o volvía dando tumbos a mi dormitorio, o directamente no volvía.

Unas chicas del curso de Ámber, de quinto, se acercaron a ligar conmigo, sorprendidas de que yo estuviese ahí. Otras menos disimuladas intentaron bailarme, pero yo estaba demasiado ocupado buscando a la que era mi supuesta novia.

¿De veras no había venido? Seguro que sí, sus amigas la tendrían que haber obligado.

No obstante, mi búsqueda se vio interrumpida cuando la música bajó muchísimos decibelios su volumen y un círculo compuesto por mis amigos se estableció en medio del suelo. Se sentaron y pusieron una botella vacía de cristal en medio.

Ni de coña.

Rápidamente me di la vuelta antes de que se les ocurriera pedirme que me sentara, pero ya era demasiado tarde. Blaise me pilló y me dijo de una manera muy respetuosa, amable y educada "no me seas maricón, Nott, siéntate".

Al final lo hice, aunque era muy estúpido para mí estar allí. Pero todo sea por mi amigo el que cumple diecisiete años... Diecisiete añitos tenía la criatura, como para seguir en sexto por haber repetido curso.

—Me siento, pero no juego —avisé, con una botella de Vodka en la mano.

—Tu novia no ha venido... —me cortó Draco, rodando los ojos—. Y si la botella no cae en ti, no puede enfadarse, ¿no?

Gente que no conocía de nada y mis amigos estuvieron de acuerdo con él. Estaban todos allí, excepto los de mi dormitorio, que habían salido a fuera a fumar, justo lo que debería de estar haciendo yo.

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora