—Te equivocas —susurra cerca sobre mis labios—, no he terminado. —declara mirádome fijamente.
¿Qué?
—¿Qué...qué quieres decir..? —pregunto en un susurro confundida.
En lugar de responderme, camina por la habitación sosteniendo mi cuerpo hasta llegar al escritorio de madera brillante y oscura, apoya mi peso sobre una mano mientras con la otra mueve algunas cosas del escritorio para luego sentarme sobre el espacio vacío. Miro confundida. ¿Qué es lo que quiere? Intento alejar su cuerpo del mío pero es como una maldita pared, no se mueve un centímetro.
>>Déjame ir —sigo intentando alejarlo con trabajo, nada—. ¿Qué es lo que quieres ahora? —gruño alzando la vista para verlo, en su comisura hay un hilo de sangre que se relame y sus ojos rojos brillan— Ya tomaste lo que querías, déjame en paz.
—Te dije que no he terminado contigo —su voz suena profunda, una de sus manos se posa en mi cintura apretando suave, trago intentando eliminar los temblores que eso me provoca.
—¿Qué quieres con eso? —inquiero— Ya tomaste mi sangre, ¿qué más quieres de mí? ¡Déjame ya! —grito sin fuerzas.
Ese extraño sueño de anoche y ahora él, ¿por qué es tan difícil descansar? ¿por qué no puedo estar tranquila? Solo pido estarlo una vez...solo una.
Un sollozo escapa de mis labios y siento como unas lágrimas caen de mis ojos para bajar por mis mejillas.
>>Déjame ya...déjame de una vez... —suplico en voz baja sin fuerzas, mi cuerpo no puede más. Solo quiero...
—No te voy a dejar —su voz corta mis pensamientos y su mano libre me obliga a alzar el rostro para verlo, sorbo mi nariz—. Eres mía, ¿entiendes eso? —me dice con un gran tono de posesividad— Eres mía ahora y para siempre —declara y se acerca a mi rostro para lamer las lágrimas.
De forma inconsciente cierro mis ojos dejándome llevar por el tacto de su lengua contra mi piel. Su mano en mi barbilla parece encontrar su sitio favorito porque lentamente su pulgar toma lugar sobre mis labios, acariciándolos suavemente.
>>Mía —repite en un susurro—. No te déjare ir, no dejaré que te alejen de mi lado —declara— Eres mía, Nae Ri —mi nombre sale de sus labios en un gruñido, provocando una serie de sensaciones desconocidas en mi cuerpo.
Nae Ri, mi nombre, un nombre que no había escuchado salir de la boca de alguien más en mucho tiempo. No sé porque pero... cuando él lo dijo..sonó tan bien que me desconcierta.
—Yo... —intento decir algo pero nada sale, no se me ocurre que decir, no tengo fuerzas para hablar. Abro mis ojos para verlo, sus ojos muy cerca de los míos, sus labios ensangrentados muy cerca de los míos. Tan cerca que podrían tocarse si alguno de los dos habla. Tan cerca que parece un...
El vampiro frente a mí presiona con su pulgar mi labio inferior.
—Sigues pensando demasiado —dice en un regaño, ha leído mi mente de nuevo—. Es molesto así que —mira mis labios haciendo un corto silencio— mejor cállate —declara demandante y sus labios se juntan con los míos besándome.
Me está besando.
Abro los ojos en grande sorprendida, ¿por qué? ¿por qué me está besando? Se que no es la primera vez, no es la primera vez que pasa pero no entiendo porque lo hace. No logro entender porque sus labios sobre los míos se sienten tan bien que mi mente se nubla y mis sentidos dejan de funcionar correctamente.
Mis ojos se cierran por si solos y mis manos vuelven a cerrarse en su ropa en un puño. Mi cuerpo me traiciona, me obliga a dejarlo hacer lo que él quiere, me obliga a dejarme deshacer por su beso.
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Mi Sangrienta Adicción [Park Jimin]
UpířiNae Ri tiene algo en su cuerpo que llama la atención a esos seres oscuros que todos conocen como vampiros. Dos años encerrada en algún lugar desconocido, recibiendo malos tratos, siendo solamente alimento, una carne más que morder. Y cuándo logra sa...