Una mirada dulce y perdida

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Se levantó en la mañana, su hermana corría de aquí para allá desesperada, en un salto de locura le lanzó un zapato, de no ser por el golpe se hubiera levantado a eso de las diez u once de la mañana, abrió sus ojos con dificultad, tomó su celular para ver la hora, maldición ya era tarde... además...

—¡Mi trabajo!

Corrió al baño apresurado,Rosé gritó asustada, se arreglaba el cabello cuando su hermano mayor entró con una toalla en la cintura, salió del baño despavorida gritando a su madre lo ocurrido. Abrió el grifo y apenas podía lavarse bien, debía salir a tiempo y se había retrasado ya diez minutos, salió del baño a buscar el uniforme, el autobús se le había pasado, si no llegaba a la siguiente estación estaría perdido, con el cabello hecho un desastre corrió a la cocina, su madre sonrió al verlo, tenía ya un peine en mano que le pasó mientras comía, ella siempre sabía que hacer.

—Rosé se asustó mucho cuando entraste al baño.

—Le gusta ver a los de ultimo año en las duchas— dijo Jisoo masticando su pan, la nombrada gritó negando— lo que pasa es que tú eres su hermano si no lo fueras se hubiera quedado te lo apuesto.

—Mamá!

—Tía Minnie no encuentro mi zapato— dijo una vocesita chillona a sus faldas, la mujer sonrió.

—Están en la mesa ayer los arreglé— dijo él, la niña sonrió y corrió por ellos, sabía que eran sus favoritos— me voy o llego demasiado tarde.

—Pórtate bien y nada de cruzar sin ver a los lados.

Asintió y corrió con su mochila, bajó las escaleras de emergencia hasta el estacionamiento, allí salió y corrió por la calle chocando con algunas personas pero apenas se enteraba de sus quejas, logró tomar el primer autobús a tiempo, aunque tuvo que correr dos cuadras más al menos logró conseguir el que lo llevaría a tiempo, al no haber asientos debía ir de pie, tomó sus audífonos y listo.

El sonido siempre le ayudó a calmar todo, su mente descansaba en las subidas y bajadas de los sonidos, no había problemas cuando la música sonaba, se olvidaba del dolor, ya no existía ese pitido infinito que se quedó en su mente grabado, una tras otra letra acompañada de la dulce armonía de cada canción cubriendo sus pensamientos totalmente llenando cada espacio de su ser.

Bajó del autobús en aquel lugar que daba el aspecto de una enorme mansión, el portón principal era inmenso, entró tranquilamente y caminó por el callejón central, alrededor había muchos árboles, seguramente eso mejoraba la rehabilitación de los pacientes, estaba comprobado que los lugares tranquilos y llenos de naturaleza daban más paz que un lugar cerca de las urbanizaciones enormes de Seúl.

Guardó los audífonos en su mochila y entró hasta la recepción, un chico de linda sonrisa lo recibió, sus ojos casi se cerraban cuando sonreía, hablaba con una enfermera muy tranquilamente, luego de un rato le dedicó atención.

—Vengo a ver al doctor Xu

—Ah, tu debes ser el chico nuevo del que nos hablaron, claro que sí ven conmigo.

Lo siguió entre los pasillos, algunos enfermeros acompañaban a otros internos, un chico le saludó con la mano así que le respondió, siguió al de linda sonrisa hasta un pasillo que al final daba a la oficina en cuya placa decía 'Xu MingHao'

—Es allí, si el doctor no está entonces regresas a recepción, mi nombre es Jeongin

—Muchas gracias Jeongin.

Ingresó a la oficina donde se encontró con el doctor revisando unos papeles, su mirada perdida a través de los lentes mientras leía los documentos que recién en la mañana le habían llegado, al verlo sonrió, lo recordaba casi cinco veces más pequeño.

Different worlds soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora