Capitulo 1 Lo desconocido.

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—¿Qué es esto? ¿Dónde estamos? —Pregunto al verme sentada en una silla de plástico que desentona completamente con el lugar, en una sala con iluminación blanca, paredes azules y blanco, muebles azul marinos, un jarrón blanco y criaturas mitológicas realmente hermosas en la pared del fondo; conmigo se encuentran dos hermosas chicas, la menor tendrá unos 20 años, ellas sollozan en silencio intentando ahogar los sollozos que sacuden con fuerza sus frágiles cuerpos, ambas son hermosas, cabello negro piel canela por el broceado y delgadas, sin embargo no dejan de llorar por mucho que lo intentan y eso es lo que realmente me preocupa.

Hace un momento nos obligaron a vestirnos con unos trapos al estilo romano antiguo, con coronas de caracol y flores celestes para usar en la cabeza con el cabello suelto y un brazalete de conchas marinas raras para la zona.

Por mucho que discutí con los hombres que nos tiraron de forma grosera las ropas no pude obtener respuesta alguna del que harán con nosotras, más por el temor en los ojos de las mujeres a mi lado comienzo a esperar lo peor.

¿Qué como llegue aquí? No lo sé, iba saliendo del aeropuerto para subir a Caracas a ver a mi hermano cuando fui forzada a subir a una camioneta también azul, después perdí el conocimiento y ahora me encuentro aquí, sentada y asustada y muerta de hambre.

—¿Qué ocurre? —Pregunto a las chicas quien no dan respuesta alguna, las jóvenes tiemblan y se encojen en sus asientos como si quisieran desaparecer del planeta, la mayor incluso no deja de pellizcar la piel en sus brazos como si intentará despertarse de está horrible pesadilla.

—Manténgase en completo silencio —Masculla un hombre tosco y grande que entra a la sala en ese instante —Completo silencio —Repite viéndome fijamente ignorando maestramente el grito ahogado que sale de la garganta de ambas mujeres al escucharlo, arrugo el entrecejo y respiro profundo intentando calmarme, pues el ver tan asustada a ambas mujeres comienza a ponerme nerviosa.

Me pongo de pie alejándome un poco de ellas para conservar la calma, intento ver algo desde la ventana pero tantas palmas no lo permiten.

—Estamos en un cuarto piso —Murmuro alejándome en el acto al ver que el hombre corre hacía donde me encuentro y cierra la ventana.

—Sentada —Brama señalando la silla donde yacía hace un momento, más de forma obstinada no me muevo —Tiene aires de reina —Susurra viéndome con el ceño fruncido —Veré señorita Lirio, que tan valiente es usted al llegar la hora.

—¿La hora para qué? —Inquiero sin poder controlar el temblor en mi voz, si estoy asustada, tanta tensión ya se esta volviendo insoportable —Oiga —Me atravieso en su camino exigiendo una respuesta, más el enorme hombre me levanta por los hombros y me pone de pie a un lado para luego continuar con su camino, sorprendida me quedo callada ante la fuerza del tipo, pues soy pesadita, muy pesada realmente, estas ultimas semana no he hecho más que aumentar de peso a pesar de que quiero lo contrario.

Respiro frustrada, trago en seco cada tres segundo que mi cabeza se hace ideas estúpidas de lo que podría suceder, realmente tengo una mente muy... demasiado macabra, sólo espero que nada de lo que he pensado suceda, ya que nadie sabía que yo vendría hoy, mi hermano está grave en un hospital, mi madre quien vino a visitarlo, también junto a él en igual estado y yo vine corriendo sin avisarle a nadie que vendría ¡Esto es perfecto! Y si... NO —Me digo a sí misma —Nada malo va a pasar, saldré de aquí, veré a mi familia, volveré a mi vida, a continuar con los preparativos de mudanza y de mi boda en menos de un suspiro... por lo menos eso espero.

La Obsesión del TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora