—Decreta la profecía sobre el futuro, que no tarda en llegar el poder que tanto ansía tener—la bruja depositó un sobre negro encima de sus manos.
El calor que emanaba del papel quemó, no se inmutó de ello, siguió con sus ojos puestos sobre la mujer de piel arrugada y cabello canoso. Ella tomó unas tijeras oxidadas y cortó una gran cantidad de su pelo.
—Ella está cerca, el final se acerca— dejó caer el cabello sobre la fogata que rodeaban, solo por un instante las llamas crecieron y se volvieron verdes—bini vo mu... ala—tomó su falda y danzó lentamente, el fuego parecía ser su compañero de baile, danzaba al mismo ritmo que la bruja.
Detrás de ella, sobre las rocas de la cueva oscura, unas marcas rojas aparecían sutil y lentamente.
La mujer se movió con rapidez frente a él dándole la espalda a las llamas.
—Abrirá su oscuridad, cuando esté listo para poseer tanto poder—le hizo una reverencia, levantó sus brazos. Los ojos blancos se mantuvieron fijos sobre los de él.
Sin dejar de observarlo se dejó caer de espalda al fuego. Las llamas abrazándola sin culpa.
El olor a carne quemada no tardó en hacerse presente dentro de la cueva, bajó la mirada al sobre que tenía en las manos y lo levantó a la luz de las llamas incandescentes, había dejado de quemar.
De todos modos, en su plan desde el principio estaba el matarla. Llevaba meses errando en sus predicciones, era la primera vez que mencionaba una profecía.
De la profecía ya estaba al tanto, no era la única bruja existente, no obstante, de la que tenía más confianza.
Rodeó la fogata con los ojos sobre la piedra, las marcas que había vislumbrado minutos antes eran una rosa y una copa llena. Levantó el brazo y rozó sus dedos sobre la piedra marcada. Su olor, la temperatura tibia y el color denotaban que claramente se trataba de sangre.
Sintió su cuerpo liviano, posó la palma de la mano sobre la pared de piedra para mantenerse de pie, su vista se nubló y soltó un jadeo por el intenso dolor de cabeza que le estaba dando de golpe. Sintió un temblor en el suelo y la pared.
Ya no estaba en la cueva, frente a él había un hombre que lo examinaba.
De pronto el sonido de porcelana rota asimismo que una punzada de dolor llegó desde sus pies, bajó la mirada vislumbrando unos pies pequeños, estaban descalzos, tenían fragmentos de porcelana enterrados en el empeine, la sangre brotaba con rapidez desplazándose sobre el suelo. Otro dolor se hizo presente, el hombre que tenía de frente había soltado un puñetazo a su cara.
Tarde se dio cuenta que no tenía poder para moverse, parecía ser un espectador en primera persona de lo que estaba ocurriendo.
—Dearyn...—como si estuviera debajo de un río, sintió a la lejanía el llamado— Dearyn.
El peso de algo sobre su hombro lo volvió a dejar en aquella cueva semi oscura siendo iluminada solo por las llamas de la fogata.
Recomponiéndose levantó la cabeza sosteniendo su sien. Su hermano lo contemplaba preocupado.
—¿La bruja don...?
—Muerta—interrumpió señalando el cuerpo chamuscado, el joven frente a él siguió la dirección donde apuntaba y resopló.
—¿Soltó algo coherente por última vez? — caminó rodeando la fogata y se inclinó de cuclillas cerca del fuego.
—Habló sobre la profecía. Un año más tarde— dejó reposar su espalda sobre la pared—claro, y me dejó esto–levantó el sobre oscuro—tendré que abrirlo cuando esté listo para recibir el poder, según su palabra.
Se mantuvieron en silencio solo escuchando el chisporroteo de la fogata.
—Las cosas se van a complicar si no encontramos eso— su hermano susurró refregando su cara.
—La bruja nombró a una ella—recordó.
—Gormo está preocupado y lo sabes, me escribió sobre Graceya, sé que no quieres saber de él pero es...
—Ya tuvimos esta conversación— su hermano se incorporó de la fogata y lo siguió mientras él caminaba firmemente alejándose.
La brisa nocturna los acompañaba a medida que se movían en el bosque espeso, luego de kilómetros de caminata llegaron al lado oeste de la ciudad.
Se adentraron a las solitarias y neblinosas calles siendo acompañados del sonido de sus pasos sobre el suelo mojado.
Encapuchados con la capa sobre sus hombros pasaban desapercibidos al lado de los moribundos tiritando de frío en las veredas frente a bares de baja reputación.
Los dos al uníso giraron el cuello al sentir un grito desgarrador desde dentro de una edificación hecha de madera en forma de barril recostado.—¡No!—resonó, su hermano sostuvo el pomo de la espada que tenía colgando del cinturón—¡Detente...!— el grito se escuchó seguido del alarmante viento que hizo levantar sus capas y abrir las puertas del lugar.
Con rapidez se introdujeron dentro de la edificación, su hermano llevaba su espada desvainada en guardia mientras él alerta a todas direcciones escaneaba con profundidad la taberna, todas las sillas y mesas estaban por el suelo desparramadas y encima sangre, mucha sangre. Las paredes con manchas color vino fue lo imposible de pasar desapercibido.
Caminaron entre el desastre del lugar sin ruido alguno, esperando una mínima muestra de vida, Dearyn sentía el retumbar sobre el suelo del corazón de algún humano, pero le era imposible hallar de dónde procedía, el olor a muerte y sangre le daban mareos intensos, eran muchos cuerpos destrozados por el suelo, paredes y techo.
—Chsssst...— llegaron a la cocina, donde encontraron el único cuerpo con vida, estaba inconsciente, tenía tres cuchillas de cocina enterradas, una en cada pierna y la otra en su brazo, quien sea el que haya hecho eso lo hizo para que el hombre muera lentamente y sufra—ayuda— emitió al abrir los ojos y notar la presencia de los dos, sus ojos estaban con lágrimas ensangrentadas.
—¿Quién fue?— inquirió viéndolo más de cerca, sentía su corazón latir más lento que antes, solo le quedarían unos segundos de vida.
—No... no... sé— soltó una tos y brotó más sangre de su boca.
Sostuvo su daga y recortó un mechón del pelo ensangrentado del hombre, lamentablemente tendrí que volver a pedirle un favor a la bruja, volvió su mirada a la moribunda del hombre terminando con su vida de un tajo en la garganta.
El poco brillo de los ojos del moribundo desapareció rápidamente.
— Que jodido desastre—su hermano envaino la espada y observó el suelo blanquecino—Dearyn, mira esto.
Prestó atención a las manchas rojas con la forma natural de un pie descalzo. Midió su mano entera con la mancha, era pequeña, parecía el pie de un niño.
—El causante de esto ya no está en el área— se incorporó al tiempo que limpiaba su mano con la capa— sigamos nuestro camino, mañana me encargaré de este asunto.
Salieron del lugar adentrándose a la oscuridad sin dificultad.
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Rosa De Sangre ✞
Ma cà rồngUna profecía escrita en sangre. Dos almas muertas arrastrándose por encontrarse. Y un sacrificio al diablo. ¿Estás listo para adentrante a esta historia sangrienta? BORRADOR