Me encontraba en la tranquilidad de la enfermería de Hogwarts, observando cómo Hayden Bennett respiraba pausadamente mientras dormía. Su figura, normalmente llena de energía y determinación, ahora yacía serena bajo la suave luz de la lámpara mágica que arrojaba destellos dorados sobre las paredes de piedra. Era un espectáculo inusual ver a alguien tan vigoroso como él entregado al descanso, y me sorprendió más de lo que me hubiera gustado admitir.
Hayden Bennett, un chico de Hufflepuff, había sido un punto de constante intriga desde que pusimos un pie en Hogwarts. A diferencia de la mayoría de mis compañeros de casa, no se dejaba avasallar por la fama o la historia de su apellido. Su actitud directa y su habilidad para ganarse el respeto de aquellos que lo rodeaban, incluso de mis propios compañeros Slytherins, era algo que debía admirar aunque no siempre lo mostrara abiertamente.
La relación entre Hayden y yo siempre había sido tensa, marcada por nuestras diferencias de casa y nuestras respectivas historias familiares. Los Bennett y los Malfoy compartían una historia de lealtad y tradición dentro de las filas de Slytherin, mientras que los Hufflepuff, aunque respetados por su lealtad y trabajo duro, rara vez se cruzaban con nosotros en términos amistosos. Sin embargo, a pesar de nuestros desencuentros, no podía negar la impresión que Hayden había dejado en mí desde el primer día en Hogwarts.
Aparté la mirada, recordando los encuentros esporádicos que habíamos tenido en los pasillos del castillo. Sus ojos marrones brillaban con una chispa de determinación y bondad que, aunque a menudo en desacuerdo con mi propia visión del mundo, no podía ignorar. Incluso en momentos de conflicto, como cuando nuestras casas rivalizaban en el campo de Quidditch o en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, había algo en la forma en que Hayden se defendía de las adversidades que me llamaba la atención.
Sin embargo, era ahora, mientras lo observaba en un estado tan vulnerable y tranquilo, cuando esas diferencias parecían disiparse. Su cabello castaño, normalmente alborotado por el viento de las torres de Hogwarts, se asentaba suavemente sobre la almohada blanca. El contorno de su rostro, generalmente marcado por una sonrisa despreocupada o una mueca de concentración durante las clases, ahora mostraba una paz que rara vez se permitía.
Me encontré analizando cada detalle de su rostro, preguntándome por qué me sentía tan intrigado por él en este momento. Era una pregunta incómoda de plantear, especialmente considerando las divisiones claramente definidas entre nuestras casas y los roles que cada uno de nosotros había heredado.
Pero más allá de las etiquetas y las expectativas, había algo en la presencia de Hayden que desafiaba mis propias suposiciones. Recordé las veces que lo había visto interactuar con Potter, Weasley y Granger, esos tres nombres que resonaban en cada rincón de Hogwarts. Aunque no compartíamos la misma amistad cercana, no podía ignorar la conexión que había forjado con ellos a través de los años.
La ironía no se escapaba de mí: Hayden, un sangre mezclada en una casa que valoraba la lealtad y el esfuerzo por encima de todo, había encontrado un terreno común con aquellos que, por linaje y tradición, se habrían considerado mis enemigos naturales. La idea me hizo reflexionar sobre las líneas que habíamos trazado para nosotros mismos en Hogwarts, líneas que parecían ahora más borrosas de lo que nunca había imaginado.
Cerré los ojos brevemente, tratando de encontrar una explicación para esta atracción inexplicable hacia Hayden. Era como si verlo en este estado de reposo hubiera desenterrado una verdad incómoda sobre mí mismo, una verdad que prefería ignorar en lugar de enfrentarla de frente.
Finalmente, decidí que ya no podía seguir evitando estos pensamientos. Las preguntas que me atormentaban merecían una respuesta, aunque esa respuesta pudiera desafiar todo lo que había sido enseñado a creer. Abrí los ojos y lo miré una vez más, consciente de que este momento marcaría el comienzo de una exploración emocional que nunca antes había anticipado.
Con paso silencioso y deliberado, salí de la enfermería, dejando atrás el sonido suave de su respiración y llevando conmigo la resonancia de esta experiencia transformadora. Sabía que, a partir de este momento, nada volvería a ser igual.
Mientras salía de la enfermería, las imágenes de Bennett en su estado vulnerable seguían revoloteando en mi mente. Me encontraba atrapado entre la familiaridad de nuestras diferencias y la extraña conexión que parecía surgir en esos momentos inesperados.
Recordé las veces que nuestras miradas se cruzaron en el Gran Comedor o en los pasillos de Hogwarts, cargadas de tensiones que parecían inevitables entre dos estudiantes con historias tan diferentes. Pero ahora, viéndolo dormir pacíficamente, esas tensiones parecían menos importantes.
Me detuve un momento en el corredor oscuro, buscando palabras para definir lo que estaba experimentando. Era como si una parte de mí hubiera comenzado a ver a Bennett bajo una luz diferente, una luz que desafiaba mis expectativas y prejuicios arraigados.
La amistad que tenía con Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger, personas que ocupaban un lugar destacado en mi vida escolar por razones completamente opuestas, también añadía una capa de complejidad a mis pensamientos. Aunque no compartíamos esa cercanía, no podía evitar admirar la determinación y lealtad que demostraba hacia sus amigos.
Pero más allá de nuestras diferencias y de mis propios prejuicios, había algo en la forma en que Hayden se movía por el mundo que me intrigaba. A menudo lo veía sumido en conversaciones acaloradas en la Sala Común de Hufflepuff o defendiendo a los más débiles en el patio del castillo. Era una rareza ver a alguien tan comprometido con sus principios, incluso si no siempre coincidían con los míos.
Suspiré, sintiendo cómo la certeza se desvanecía en la incertidumbre. ¿Qué significaba todo esto? ¿Cómo podía reconciliar estos sentimientos contradictorios con mi percepción arraigada de cómo debería ser mi relación con alguien como Bennett?
Decidí que necesitaba tiempo para reflexionar sobre esto. Aunque no podía negar la intriga que sentía hacia él, también era consciente de las barreras que nos separaban. La historia de nuestras familias y nuestras posiciones en Hogwarts no se desvanecerían fácilmente.
Con pasos lentos, continué por el corredor hacia mi sala común, llevando conmigo la resonancia de esta experiencia y la promesa silenciosa de explorar más allá de las líneas trazadas por el destino y las expectativas impuestas.
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𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 || 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐×𝑯𝒂𝒚𝒅𝒆𝒏
ФанфикEn los pasillos de Hogwarts, las diferencias entre las casas Slytherin y Hufflepuff nunca han sido más evidentes. Draco Malfoy, orgulloso y astuto, siempre ha mirado con desdén a los estudiantes de Hufflepuff, considerándolos demasiado simples y bon...