𝓉𝓌ℯ𝓁𝓋ℯ

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Cuándo Nicholas planeó colarse en la habitación de Euijoo, con el plan de ver películas o solo charlar toda la noche hasta que el sueño los venciera no imaginó el terminar besándose con el castaño. Y llevaban un buen rato en ello pero no se estaba quejando porque le encantaba besar a Euijoo, el sentir sus finas manos jalando su cabello, el cómo suspiraba diciendo su nombre, el cómo buscaba más besos y caricias, adoraba estar así con el bonito chico pero tenía una mezcla de sentimientos. Porque se sentía tan bien, tenía a Euijoo cada día a cada hora en su cabeza, no podía huir de él y al mismo tiempo sentía culpa; culpa por hacerle daño, por haberle hecho pasar tantas cosas cuando solo es un ser lleno de luz, amor, calidez, bondad y lealtad. Muchas veces, cuando lo admiraba desde lejos o cuando el menor dormía algunas lágrimas escapaban de sus ojos, porque veía lo hermoso que era, la bonita y gran sonrisa que tenía al ver a los chicos jugar, lo lindo que lo hacía sentir y no puede dejar de odiarse por hacerle daño a Euijoo. Por eso cuando solo eran ellos dos no dejaba de acariciarlo suavemente y de decirle cosas bonitas al oído, no por culpa, si no porque se lo merecía por completo.

— Hoy sabes a fresas y crema —le susurró mientras dejaba besos en sus mejillas y bajaba hasta su cuello.

— Fue lo que comí de postre.

— Tomaste una buena decisión —porque ahora descubrió lo delicioso que era Euijoo con su fruta favorita.

— Nicho...

— Me gusta morderte, marcarte, eres tan mío Ejoo, tan mío y no quiero dejar que el resto lo olvide —sabía que los chicos notaban el como Euijoo siempre llevaba el aroma de Nicholas y nadie decía nada porque comenzaban a notar la posesividad del peli negro en el menor.

— Me gusta cuando lo haces, no dejes de hacerlo.

— No tengo planeado hacerlo —volvió a besarlo con fuerza, bajando sus manos hasta sus piernas, acariciando los bonitos muslos de su Euijoo— me encantan tus muslos, son sólo míos ¿de acuerdo? míos —sintió como el menor soltaba muchos suspiros. Siguió acariciando sin dejar de besarse, le sacó la camiseta que llevaba Euijoo, acariciando su caliente piel, sintiendo como el vello se erizaba por el lugar donde pasaban sus dedos. Comenzó a restregarse contra el castaño, necesitando llegar a la unión completa, lo llevaba ansiando hace días cuando comenzaba a sentir insuficiente lo que obtenía de Euijoo.

Sintió como Euijoo acariciaba su abdomen de arriba hacia abajo, pasando sus manos a su espalda y dejándolas a la altura de sus costillas, observó ese bonito rostro debajo suyo y no pudo evitar el acercarse para morder sin fuerza las rojas mejillas que su chico tenía en ese momento.

— Euijoo, Juju, por favor, por favor necesito estar en ti, por favor, no lo aguanto más.

— De...¿de verdad?.

— Mmh —hizo un sonido de afirmación— ¿tú no quieres? porque estoy bien con eso.

— Quiero —lo miró a los ojos— y mucho. Solo...ve lento, despacio ¿si?.

— Claro que si bonito —acarició uno de sus pómulos mientras dejaba un suave beso en esos labios rellenos. Cuando terminó de sacar sus ropas, Nicholas pasó sus manos por las piernas de Euijoo, sintiendo la suavidad de estas, tal como lo imaginaba e incluso mejor, apretando los muslos sin poder evitarlo— Cada parte de ti es tan hermosa...—susurró en su rostro.

Preparó durante muchos minutos a Euijoo, besándole casi sin parar porque amaba hacerlo y porque estaba siendo un poquito ruidoso pero le gustaba escucharlo porque significaba que lo hacía sentir bien. Luego de estar seguro de que Euijoo estaba preparado, se puso el preservativo y se acercó a su entrada.

— Voy a entrar ¿si? relájate, iré despacio —vió como movió su cabeza en afirmación y lentamente se introdujo en él. Observó como la boca del menor se abría en una "O" a medida que lo iba sintiendo y cuando estuvo adentro por completo pegó su frente a la del lindo chico, secando las pequeñas lágrimas que cayeron de sus ojos, dejando muchos besos en su rostro esperando pacientemente a que se acostumbrara.

— Muévete Nicho —y él lo hizo, lento y suave, sin dejar de mirar su rostro, notando como estaba disfrutando del momento.

— Dios...¿se siente bien? ¿estás bien?.

— Si uhm~ se siente más que bien, ve más rápido~ —pensó tantas noches en lo increíble que sería estar así con Euijoo y todo lo que creyó quedaba pequeño a lo que realmente era. Jamás podría encontrar algo tan maravilloso, no había nada que describiera lo que se sentía y estaba seguro que se haría adicto.

— Se siente increíble, te sientes tan bien Ejoo, eres tan cálido, dios —tomó las manos del contrario y las llevó arriba de su cabeza sintiéndose cada más cerca.

— Nicho, ahí, ahmg~ —enterró su cara en el hueco entre el cuello y hombro de Euijoo, mientras tomaba sus piernas y empujaba más fuerte.

— Mierda, mierda.

— Estoy ahí Nicho, no puedo- ah~.

— Un poco más, solo un poco —estaba agitado pero agarró con más fuerza las piernas del contrario y comenzó a ir más rápido. No sabía cómo se había transformado en alguien adicto al otro, le encantaba sentir a Euijoo en cada sentido existente, a veces no era consciente lo mucho que gravitaba al rededor del menor pero poco a poco, el sentía cada vez más en su corazón.

— Nicho~ por favor.

— Déjate ir, hagámoslo juntos —susurró en su oído mientras mordía el lóbulo y sentía como Euijoo apretaba con fuerza su trasero, enterrando sus dedos en ellos, sintiendo como arqueaba su espalda y finalmente se corrió. Dejó su cabeza sobre el pecho debajo de él, sintiendo lo agitadas que estaban sus respiraciones y una sonrisa apareció en su rostro al sentir la calidez del contrario. Pasó sus brazos por el torso del castaño, tratando de no dejar por completo su peso sobre el cuerpo ajeno, escuchando lo rápido que iba su corazón por su agitación y levantó su cabeza, apoyando su mentón en el pecho, observando como esos grandes ojos estaban en él— ¿Estuvo bien?.

— Estuvo increíble Nicho —sonrió al escucharlo y murió de la ternura al ver sus mejillas sonrojadas. Besó todo su abdomen y pecho, succionando los botones que encontró en su camino, simulando pequeñas estocadas mientras sentía como unos finos dedos pasaban por su cabello para finalmente llegar al rostro de Euijoo— Nicho —el castaño le llamó en un tono de advertencia.

— Ya, ya, lo siento, es solo que me encantas tanto, de verdad —escuchó la pequeña risa del contrario— ¿Cuándo tenemos nuestra segunda ronda?.

— Eres un bobo.













volví después de mil años 🥹

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volví después de mil años 🥹.
lo siento por la demora:(.

el capítulo que sigue es más 🥺.

gracias por leer! 💗.

love war | NICHOJOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora