- Capitulo 60 - ¿Verdad o paranoia? -

14 0 0
                                    


12: 25 AM

Melo


— Pasa. —

Recibo a Alejandro cuando escucho el toque suave en la puerta y la cara neutral que siempre tiene es reconfortante, me incomoda la idea de que alguien que se supone está aquí para guiarme hasta mi propio camino muestre sonrisas forzadas y ademanes hipócritas, pero el doctor Alejando Velez no se molesta en hacer eso y  me gusta.

— Buenas noches Melissa. — Responde antes de atravesar la puerta. 

— O buenos días si lo piensas bien. — Miro el reloj para confirmar que son pasadas las 12 AM. — A que extrañabas a tu paciente mas demandante. —

— No puedo decir que disfrute y tampoco me causan placer las emergencias, pero mentiría si digo que me aburro cuando se trata de ti, ¿Como te sientes? —

Nunca se sienta a menos que le indique dónde hacerlo y el hecho de que mantenga el contacto visual siempre ha sido reconfortante, me siento cómoda cuando puedo ver los ojos de la gente. —  Siéntate, estoy bien; teniendo en cuenta las circunstancias.— respondo. 

— ¿Quieres hablar de eso? No teníamos consulta en el calendario pero tu esposo es bastante persuasivo. —

— Nada convence mas rápido que una amenaza supongo... — le digo sentándome en el pequeño sofa frente a él. — Podemos hablar, ya estas aquí y yo no puedo decir que tenga algo mejor que hacer. ¿Por donde empezamos?  —

— Por las circunstancias que mencionaste, definelas para que pueda entenderte mejor Melissa. —

La calma con la que se sienta sin sacar ningún tipo de libreta  y sin perder el contacto visual es un tónico para mi mente, no es ningún secreto que me he encariñado y apegado emocionalmente a mi psiquiatra, aunque él mantiene la distancia siempre, nunca hemos hablado de nada suyo, todo lo que sé sobre su persona lo he averiguado por mi cuenta; tiene dos hijos y su esposa también es doctora pero es dermatóloga, lleva una vida relativamente tranquila y es bastante reservado en general, tiene su propio centro de salud mental y he tenido la dicha de conocerlo; no se supone que deba sentirme dichosa por haber estado internada pero el apoyo que recibí en ese lugar es más del que podía desear. 

Cuando regrese al país, hecha mierda; no fue difícil para Antonio encontrar un doctor que me atendiera, hubo muchos, pero el único que no mostró nunca el mínimo perjuicio ante una niña de 15 años embarazada, con problemas de ira, que se negaba a hablar y lo amenazó de muerte al menos tres veces fue él, el único que entendió que tener la bebe no era una una opción que pensaba discutir con nadie y que no estaba dispuesta a dejarme convencer de interrumpir el embarazo fue él. Tambien fue el único que aceptó hacerse responsable de mi cuidado sin poder medicarme y se ha adaptado a cada maldita situación que le he puesto delante. 

— A ver, — me cuestiono el orden en el que voy a contarle — mis circunstancias...  Se que quieres que lo ponga en palabras por asuntos "profesionales" — dibujo las comillas en el aire en la palabra profesional y sonríe solo un poco — pero ya las conoces; mi abusador me está buscando para matarme, mi hija de trece años está siendo afectada de formas que ni siquiera alcanzo a imaginar por eso, y se ha estado revelando y diciéndome que me odia,  ahora estoy casada, embarazada y en plena tormenta emocional, corro riesgo de tener una recaída en mi depresión, el riesgo de que me de un episodio maníaco es inminente y para rematar todo lo anterior, "la otra" podría tomar el control en cualquier momento, ¿Me faltó algo?. —

— Fue un resumen bastante superficial, pero es un buen comienzo.  Vamos por partes, háblame de la última semana. — dice y permanece en silencio por demasiado tiempo; la pausa se extiende demasiado porque realmente no puedo organizar mis pensamientos. — Me interesa la cronología — agrega — ¿Hay algo que estés evitando de los últimos días? Hablas de Medusa como la otra, sigues negándote a decir su nombre, empecemos por ahi. —

Eros -BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora