T R E S

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<<En ese entonces, pensé que el destino estaba a mi favor. Compartir un pequeño momento con él, fué un... error>>

Todavía no me decidía si atender su mesa o no, estaba algo nerviosa de lo normal, incluso pude notar que me sudaban las manos

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Todavía no me decidía si atender su mesa o no, estaba algo nerviosa de lo normal, incluso pude notar que me sudaban las manos. Murmuré un 'tu puedes' mientras caminaba sin parar.

—Anda, no lo hagas esperar bonita —dijo Scarlett, una compañera del café tratando de convencerme.

—Podrías hacerlo tú, veo que te interesa —me excusé y en verdad no creía que funcionara. Pero al ver su cara de vergüenza y sus mejillas ruborizarse, supe que había dado en el clavo.

—Ay, eso quisiera yo —suspiró, no cabe duda que se veía como una loca enamorada —. Pero no, es tu deber —me besó en la mejilla, mientras cargaba una bandeja que contenía café y algunas galletas de mantequilla.

La vida me odia, eso está claro que el agua.

Rodé los ojos al verlo y me encaminé a su mesa tratando de lucir lo más tranquila posible. Ya estaba frente a él, pero pareció no darse cuenta ya que tenía colocado los auriculares, sin mencionar que tecleaba algo en su móvil con una rapidez sorprendente.

Su rostro estaba algo serio y tenso. Sacudía el pie por debajo de la mesa y repiqueteaba sus dedos impaciente sobre ésta. Sus labios se curvaron hacia arriba dando paso a unos hoyuelos preciosos que se quedaron marcados en sus mejillas. Sentí el ardor en mis mejillas cuando inconscientemente humedeció sus labios.

Vale, hora de volver a la realidad.

—Ejem... —traté de llamar su atención pero fué inútil, qué clase de persona normal viene a una cafetería y estampando unos auriculares en los oídos.

Lo que tenía que aguantar.

—Oye —elevé la voz, soné algo enojada de lo que quería aparentar.

Jaden sacó los auriculares de los oídos y frunció el ceño. Me clavó una mirada fría que de seguro hizo que el infierno se congelara.

—¿Qué? —dijo de mala gana.

—Oh perdón, lamento haberte interrumpido —dije con ironía, tratando de contener las ganas de estrangularlo —. ¿Qué te apetece pedir? —traté de sonreír pero era imposible, no era una persona tan falsa que digamos.

—Al menos finge que te agrada mi presencia ¿sí? —escupió con molestia.

¿Cómo puede ser tan idiota y sexy a la vez?

¿Amor u Odio?: Definitivamente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora