***Veronica***
Me acomodo el vestido subiéndose las bragas y arreglándome el cabello. Echo una mirada hacia atrás, de reojo observó cómo él, nervioso, se saca el preservativo y lo tira en un contenedor. Él se sube los pantalones, se abrocha la correa como si le pesara hacer los movimientos.
—¿Estás bien? —Le preguntó al ver que se quedaba observando.
—¿Cuál de mis amigos te envío? —pregunta él sin quitar los ojos de encima mío.
No sé qué diablos tiene que ver tu pregunta con lo que acabamos de compartir. Él no tiene idea del alcance que ha tenido en mi vida, mi cuerpo, mi alma, con sus movimientos, con sus toques. Sus palabras. Ha logrado que saqué de mi cabeza al intruso, que lleva ahí desde hace meses.
—No sé de qué estás hablando.—Le respondo sin apartar los ojos de él. —Jamás en mi vida había visto.
—Esa no es una buena respuesta.
—¿Qué diablos quieres que te responda? —Comienzo a cabrearme.
—Solo te estoy haciendo una pregunta. Me gusta que me respondan correctamente.
—Dime algo Benjamín. —Si este idiota cree que va a venirme con este jueguecito, está muy equivocado. —¿Quieres que te diga lo que es o quieres que te diga lo que quieres escuchar?
Él se rasca la cabeza, su cabello se desorienta un poco.
—No tengo idea, la verdad, pero es demasiada coincidencia que justamente hoy te conozca.
—¿No crees en las coincidencias?
—Creo que cada quien condiciona su ambiente y entorno para que las cosas sucedan.
Eso tenía lógica, aunque yo no lo compartía. Para mí, las coincidencias existen en lo cierto es que haber encontrado a Benjamín en el bar justo cuando iba para el área VIP y era una señal de que estaba en el lugar correcto para olvidar a ese hombre que se había grabado en mi mente. Era una estupidez estar pensando en él cuando yo sabía que nada iba a pasar entre nosotros, lo comprendo, lo asimilo e incluso intentó poner en práctica mis propios consejos, pero me resulta absurdo no pensar en él en las noches mientras me toco.
—Entonces, ¿qué quieres hacer? —Le pregunto acercándome a él, y colocando una mano en su cuello para acomodar el cuello de la camisa. —¿Subimos al club?
No quiero que la noche termine en verdad quiero aún más de él, quiero que me haga una limpieza tan profunda que saqué de mis venas de mi corazón a ese hombre y ese deseo que tengo por poseerlo.
Si no estuviera viviendo en los Estados Unidos, diría que me han embrujado, que seguramente han puesto algún cachivache para hacerme adicta a Claudio.
Mi abuela es colombiana y mi abuelo dominicano. En mi familia las tradiciones son respetadas. Quizá también es uno de los motivos por los cuales soy la más desenfrenada de mi familia. Mi madre vino a los Estados Unidos mucho antes de quedar embarazada de mí. Estaba intentando conseguir un mejor futuro para ella y su familia, sus padres, que aún seguían en Colombia. Mi abuelo se mudó allí cuando él estaba en un intercambio cultural. Su familia al enterarse de que él estaba involucrado con una mujer de escasos recursos, decidió repudiar y desenredarlo. Es por eso que no cuento con mi familia en República Dominicana. Ellos no me conocen y yo no tengo deseo alguno de conocerlos.
Soy bastante reservada con mis asuntos familiares, y, por decirlo de una manera amable, bastante vengativa.
Intento concentrarme en Benjamín, el hombre de cabello rubio y ojos verdes, que me mira curioso.
—¿Qué vas a hacer conmigo esta noche, Benjamín? —Le pregunto con voz seductora mientras mis labios buscan los de él, me apodero de su boca y lo beso con fuerza mi lengua. Entrelazo mi lengua con la suya y absorbo con precisión, muerdo su labio inferior y disfruto de la suavidad que estos poseen. —¿Qué más quieres hacer conmigo?
Si este hombre me dice que me tirará en una cama y que atará mis manos y pies, vendar a mis ojos y me posea como nadie lo había hecho hasta el momento, estoy segura de que tendría por respuesta un sí absoluto.
—La verdad es que no lo sé. —la seguridad que él había tenido 5 minutos atrás desaparece.
—¿Qué te sucede?
—¿Por qué quieres volver a estar conmigo?
—Te juro que si vuelves a hacerme una pregunta de ese estilo voy a salir por ese callejón y jamás vas a volver a verme.
Él da un paso atrás y me mira de arriba abajo.
No sé qué pretende encontrar, no sé qué busca en mí, tampoco es que me interese, en su opinión, ni tampoco lo que él vaya a creer de este encuentro. Sí, me he lanzado, por lo que he querido, me he tirado a un abismo buscando una alternativa para olvidar eso que tanto daño me hace. Mi obsesión con Claudio, con mi cuñado, no me va a llevar a ningún lugar bueno. Porque una mujer que está deseosa de ser poseída por alguien prohibido fácilmente termina cayendo en la tentación. Yo lo sé y mi cuñado lo sabe. Es por eso que prefiero mantenerme alejada de él y solo tenerle en mis más profundos sueños.
Sacudo la cabeza con ira, mi cabello se suelta y yo, comienzo a caminar con dirección al club.
Benjamín y sus dudas se pueden ir al infierno.
Lastima que nuestro furtivo encuentro fuese tan memorable.
Veo la hora en mi celular, es apenas la 1:00 h de la mañana. La noche sigue siendo joven.
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Romance Viral
RomanceVerónica Sánchez es una estudiante de psicología clínica que tiene fantasías sexuales con el novio de su hermana. Benjamín Alcázar no busca nada mas que una noche de y duro en el club más famoso de la ciudad. Un club que te permite ser y hacer lo...