Hasta ahora los cinco reinos más poderosos del mundo han vivido en paz. Cada reino tenía sus leyes, su forma de gobernar y lo más importante, en cada región mandaba un rey distinto.
Todo empezó hace mucho tiempo atrás, cuando el mundo estaba hundido en el caos. Las calles de los pueblos estaban pintadas con sangre de los más pequeños, a las niñas no les daba tiempo a crecer y con una escasa edad ya eran madres. Asesinos, ladrones y violadores campaban a sus anchas hasta que llegó el día en que todo cambió.
Exactamente el 8 de Agosto de hace ya cientos de años, alguien muy poderoso vino al mundo para poner orden en tan desgarbada obra de arte. Cuenta la leyenda que aquél ser escondía su rostro bajo una vieja túnica negra y que lo único que relucía de su rostro era su larga y blanca barba. Acompañado de Eithron, su poderosa espada, recorrió cada rincón que yacía en la Tierra y liberó a los débiles de la esclavitud de los más fuertes. Aquél hombre de blanca y larga barba se llamaba Halar, y dominaba cada una de las diferentes magias existentes. Era sabio, era honesto, era justo. Él era el único hombre que podía reinar sobre todos los territorios de la faz de la tierra. Y durante su reinado todo fue amor , paz y unificación. Pero los humanos por muy poderosos, sabios, honestos y por mucho que dominen todas las magias posibles son humanos. Y los humanos no son inmortales.
A medida que su vida se desvanecía, Halar veía con sus propios ojos como aquellos que había derrotado tenían sed de venganza. Muchas fueron las ocasiones en las que amenazaron a Halar en sus últimos años de reinado. Pero como ya he dicho, Halar era un hombre sabio y veía que dominar tanta expansión territorial era demasiado para alguien inexperto. Así que decidió hacer cinco pruebas. Cualquier persona podía participar en ellas, y las que consiguieran superarlas serían honradas con un gran regalo.
La primera prueba consistía en convivir con una cabra durante una semana, sin comida y sin agua. Todos los que se presentaron a la prueba acabaron matando a la cabra para no morir de hambre, todos excepto uno. Aramith Winhood fue el único que en vez de sacrificar a la cabra, prefirió alimentarse a base de la leche que ella le daba. Cuando Halar le preguntó porqué había escogido esa opción Winhood le contestó:
-Al igual que a mi, se le ha dado una vida. Solo hay que recurrir a la muerte en casos extremos, y mientras pudiera sobrevivir a base de la leche que ella me proporcionaba, yo no tenía derecho a quitarle lo que es suyo por derecho.
Halar se quedó impresionada viendo como un joven granjero había llegado a aquella conclusión, y en él había encontrado lo que tanto esperaba encontrar con aquella prueba. Empatía y compasión.
La segunda prueba consistía en contar todas las estrellas del cielo. El hombre que consiguiera darle el número exacto de estrellas sería el ganador de la segunda prueba. Muchos lo intentaron, y algunos estaban totalmente convencidos de que su respuesta era la correcta. Cuando Halar estaba a punto de dar por perdida aquella prueba un hombre de mediana edad con fama de ser un gran poeta se acercó a Halar y le dijo:
-Mi rey, yo no puedo decirle el nombre exacto de estrellas que hay en el cielo, porque de las que veo muchas no son reales y estoy seguro que hay miles de estrellas que mi ojo humano no puede alcanzar a ver. Mi respuesta es que no se cuantas estrellas hay en el cielo y nunca lo sabré. Y por mucho que yo estudie, por mucho que aprenda, siempre habrá preguntas a las que no les pueda dar respuesta.
Al oír esto Halar sonrió. Había encontrado al segundo ganador.
-Poeta, ¿cuál es tu nombre?.preguntó el rey con gran seriedad.
-Arastor Wilmond, mi señor.
Y en Arastor Wilmond encontró lo que buscaba con aquella segunda prueba. La humildad y la sabiduría.
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Sangre Azul
General Fiction¿Sabéis que? Nada es verdad. Nada de lo que os han contado de pequeños es verdad. ¿De verdad creéis que todos son nobles? ¿Que todos comen perdices? Todo eso es mentira. En este mundo, los de sangre azul no pueden ser felices. ¿Y sabéis porqué? Por...