𝐯𝐢𝐢. 𝐝𝐚𝐦𝐢𝐚𝐧 𝐡𝐚𝐫𝐝𝐮𝐧𝐠

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𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

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𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

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Llegaste a Alemania con grandes expectativas y ciertos nervios. Era un nuevo capítulo en tu vida: estudiar en una universidad prestigiosa en un país completamente diferente al tuyo. Desde el primer día, las clases, los edificios imponentes y los idiomas te abrumaron. Aunque tenías un dominio básico del alemán, las complejidades del idioma y la velocidad con la que los nativos hablaban eran un desafío constante.

—Guten Morgen*. ¿Eres nueva por aquí? —te preguntó una voz amigable mientras intentabas descifrar el horario en el pasillo.

*Buenos días en Alemán

Miraste hacia arriba para encontrarte con unos ojos intensos y una sonrisa cálida que te miraban con curiosidad. Era Damian, un estudiante que si bien habías entendido a la señorita de recepción sería algo así como tu guía el día de hoy.

—Sí, soy nueva. ¿Se nota mucho? —respondiste con una sonrisa nerviosa.

Damian rió suavemente y te ayudó a encontrar tu aula en el laberinto de pasillos. Durante las primeras semanas, se convirtió en tu salvavidas, explicándote las tareas, traduciendo palabras difíciles y haciendo que las clases parecieran menos intimidantes.

—¿Cómo te va con el idioma? —te preguntó una tarde mientras compartían un café en la cafetería universitaria.

—Me cuesta un poco, pero estoy mejorando, creo —respondiste, agradecida por su constante apoyo.

Damian asintió con una sonrisa tranquilizadora. Pasaron horas hablando de todo: desde las diferencias culturales hasta los desafíos académicos. Descubriste que compartían muchos intereses y que su compañía hacía que todo fuera más fácil.

Con el tiempo, tus sentimientos hacia Damian fueron más allá de la gratitud. Te encontrabas pensando en él incluso fuera de la universidad. Su paciencia y su sentido del humor te hacían sentir cómoda y especial.

Un día, después de una clase especialmente difícil, te invitó a dar un paseo por el parque cercano.

—Necesitas un descanso después de hoy —dijo Damian mientras caminaban bajo el sol de la tarde.

Asentiste, agradecida por su preocupación. El parque estaba tranquilo, con niños jugando y parejas paseando de la mano. Había algo en el aire que te hacía sentir más valiente de lo habitual.

—¿Sabes? — comenzaste tímidamente — No sé qué haría sin tu ayuda. Eres como mi ángel guardián aquí —.

Damian se detuvo y te miró profundamente a los ojos. El sol creaba destellos en su cabello y le daba un aire casi mágico.

— Creo que te has adaptado mucho mejor de lo que crees. Y no solo en el idioma, sino en todo. Eres increíble. —

Tu corazón latía con fuerza. No podías creer que estuviera diciendo estas cosas, pero cada palabra parecía sincera y llena de afecto.

— Damian, yo... — comenzaste, pero las palabras se atascaron en tu garganta.

Él sonrió suavemente y dio un paso más cerca. La electricidad entre ustedes era palpable.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó, mirándote con una intensidad que te hizo temblar ligeramente.

Asentiste, apenas capaz de contener la respiración.

—¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? —su voz era suave, pero firme.

Tu corazón dio un vuelco de alegría. No podías imaginar una respuesta diferente.

—Sí, me encantaría —respondiste con una sonrisa radiante.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Tu dominio del alemán mejoró considerablemente gracias a Damian, pero lo más importante fue que aprendiste que el amor no tiene barreras. Él te enseñó a confiar en ti misma y a aceptar los desafíos con valentía.

Al final del año académico, tuviste que regresar a tu país, pero esta vez no estabas sola. Tenías a Damian a tu lado, y sabías que el amor que habías encontrado en Alemania trascendería cualquier distancia.


 Tenías a Damian a tu lado, y sabías que el amor que habías encontrado en Alemania trascendería cualquier distancia

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𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; damian hardung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora