~ Emmanuel~
Con Emma ya llevábamos un mes conversando, compartiendo experiencias, pasatiempos, comida, y otros intereses. Las charlas fluían de manera natural, siempre con buena onda y amabilidad de ambas partes. La línea de respeto mutuo se mantenía firme. Cada día, mientras me preparaba un café, las horas volaban en nuestras conversaciones. En mi mente, ya rondaba la idea de invitarla a tomar un café, pero los nervios me ganaban.
A pesar de ser un chico tranquilo que solía tomar las cosas con naturalidad, me sentía increíblemente ansioso ante la idea de invitar a Emma a salir. Siempre preferí evitar líos y discusiones, valorando las charlas bonitas como las que tenía con ella. Sin embargo, el miedo a no agradarle, a que pensara que jugaba con su tiempo, me paralizaba. A pesar de mis dudas, tenía claro lo que quería y no quería en el futuro para evitar dañar sus emociones y sentimientos.
Fui muy claro con Emma desde el principio sobre mis intenciones. Ella era el tipo de chica que me gustaba, pero no quería que lo notara. Mis emociones ya estaban descontroladas por ella y cada conversación era mágica e inexplicable. Ambos teníamos en cuenta principios y valores fundamentales como el respeto, la amabilidad, y la sinceridad. Aunque me daba vergüenza contarle ciertas cosas, prefería una amarga verdad a una dulce mentira. Ser claro con ella facilitaría nuestras conversaciones y evitaría problemas futuros si se daba algo más entre nosotros.
Una tarde, mientras conversábamos, ella me envió un mensaje emocionado porque había pedido comida para cenar.
~Emma: "Emmanuel, mira lo que me compré para comer."
~Emmanuel: "A ver..."
~Emma: "Es pollo con papas fritas y ensaladas."
~Emmanuel: "Qué rico, Emma, se ve todo delicioso. ¿Compraste para cenar?"
~Emma: "Sí, la verdad que sí. Si quieres, te invito algún día para que lo pruebes."
Cuando vi ese mensaje, supe que era la oportunidad perfecta para invitarla a tomar un café. Aunque estaba muy nervioso, escribí el mensaje y, después de dudar un poco, finalmente lo envié.
~Emmanuel: "Me parece una invitación muy bonita, Emma, y acepto encantado. Pero primero, deberíamos juntarnos a tomar un café como primera salida, algo más tranquilo para conocernos."
~Emma: "Me agrada la idea."
~Emmanuel: "Estamos hablando y organizando tiempos para ver si nos juntamos a conocernos y charlar un poco más."
~Emma: "Encantada."
Ese día, cuando vi su respuesta afirmativa, estaba tomando un café. Era una rutina que disfrutaba mucho, especialmente cuando conversaba con ella. Sus historias y todo lo que me contaba eran mágicos y sorprendentes. Habíamos pasado por situaciones similares en la universidad, compartíamos los mismos gustos, y pensábamos de manera muy similar. A pesar de nuestras diferencias, disfrutábamos conversando y aprendiendo uno del otro.
Cuando vi su respuesta, me ahogué con el café y me quemé la lengua. Estaba nervioso porque esperaba una respuesta diferente. Me sentí aliviado y feliz al saber que aceptó mi invitación. Solo quedaba establecer la fecha, el día y el lugar de encuentro para nuestra salida.
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Emma
Con Emmanuel ya habíamos estado hablando durante un mes entero, conversaciones largas y extensas. Parecía que nos conocíamos de toda una vida, era increíble lo que generaba en mí. Cada charla fluía de manera tan natural que sentía una conexión especial con él. Sin embargo, a pesar de nuestra creciente cercanía, no sabía cómo invitarlo a salir en persona. Pero a menudo me encontraba luchando contra mis propios miedos e inseguridades.
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Siempre Tú #1
Teen FictionDicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Hundida en la oscuridad de mi alma, en las penumbras de mi ser, sin esperanzas, sumergida en el peor de los infiernos. sentia en lo más profundo de mi corazón que estaba muerta en vida y como...