1| Accidentes raros que pasan

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Capitulo 1:
Accidentes raros que pasan.

Layla

Hoy es mi primer día de trabajo.

Y ya llego tarde.

Saliendo a toda prisa de mi casa por que son las... miro el reloj porque no tengo ni idea, las 7:59 AM ¡QUEEEE! grandísima mierda es más tarde de lo que yo creía, se suponía que el primer día de trabajo tenía que ser puntual y estar allí a las 8:00 en punto.

Voy a conseguir que me echen y aún ni he empezado a trabajar.

Corriendo a toda prisa hacia el hospital porque por suerte lo tengo a 5 minutos andando de mi casa, me hago la mayor carrera de mi vida. Al menos mi consuelo es que estoy escuchando en mis auriculares fearless, mi canción favorita de la Taylor Swift.

Ya casi veo el hospital solo tengo que cruzar corriendo el paso de peatones corriendo y...

Todo pasa muy rápido.

Un frenazo.

Luces de colores.

Una ambulancia.

Estoy temblando, mi respiración sube y baja a toda velocidad, poco a poco con una mano en el pecho voy abriendo los los ojos porque gracias a dios, sigo viva. Tengo el corazón y las pulsaciones latiendo a mil por hora,que si el corazón no estuviera protegido por la caja torácica ya se me hubiera salido del pecho.

He visto mi vida entera pasar en un segundo.

Nunca había tenido suerte en nada en toda mi vida, ni con la familia, amistades, con el amor, con el trabajo...

Hasta ahora.

Justo cuando voy a empezar un trabajo, de la profesión que me gusta, pensando que la suerte estaba de mi lado por fin, tengo que tener un casi accidente y aún encima enfrente de mi trabajo.

Y el vehículo tenía que ser una ambulancia. 

El mundo se ríe de mi.

Alguien me está sacudiendo de los hombros, pero aún se me es imposible reaccionar ya que me cuesta respirar y no paro de tener flashbacks.

Respira Layla.

Respira hondo.

Eso es inhalas y exhalas vamos tu puedes.

—Oye, ¿Estas bien? —escuchó una voz ronca junto con otra sacudida de hombros que hace que salga del trance. — ¿Me puedes oír?

Respirando una bocanada de aire muy profunda consigo contestar.

O más bien balbucear.

—S-Si, te-te escu-cucho—logro balbucear.

A pesar de seguir temblando unos brazos musculosos me cogen de los antebrazos y me hacen girar para poder mirarle a los ojos.

Si pensaba que se me iba a salir el corazón del pecho con un casi atropellamiento, creo que se me ha salido ya, porque se me ha parado completamente al mirar a este hombre.

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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