La llegada

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Sonó el timbre de la puerta.

Gema fué a abrir.

-Don Jaime. Pase, le estaban esperando.

Marta apareció en el recibidor.

-Jaime...

-Cariño, que ganas tenía de verte- dijo Jaime mientras iba a abrazarla.

Marta le correspondío el abrazo. Jaime se separó e intentó besarla, pero Marta giró un poco la cara instintivamente para que no la besara en la boca. A Jaime le sorprendió un poco.

- ¿Que tal el viaje?

- Bien. Bueno, algo cansado, pero bien. Ha sido peor el viaje en tren que en el barco.

-¡Jaime! que alegría - dijo Damián mientras se acercaba a estrecharle la mano. Jesús y Begoña también salieron del comedor para saludarle - Bienvenido.

- Muchas gracias. Bueno, sólo podré quedarme tres o cuatro días, lo que tarden en arreglar el barco - Jaime cogió por la cintura a Marta y la miró - Espero poder aprovecharlos al máximo.

Marta simplemente sonrió.

-Ven, estábamos desayunando, tómate algo con nosotros. ¿Un café? Teresa, por favor, traele un café a Jaime - dijo Damián.

Volvieron todos al comedor. Marta aún no sabía cómo debía sentirse. Se sentó al lado de Jaime.

Damián se sentó - Hemos hecho algunos cambios los meses que has estado fuera. Hubo un derrumbe en la fábrica y hemos tenido que reformar parte. Se ha encargado Andrés de esa parte. Ahora está de luna de miel. Sentimos mucho que no pudieras venir a la boda. Vuelven este viernes. Están en Venecia.

-Venecia es un sitio precioso. Lo siento muchísimo, me fue imposible venir - miró a Marta, porque ambos sabían que Marta se había olvidado de contarle que se casaba su hermano - seguro que luego Marta me enseña la fábrica y los cambios.

- Claro, en cuanto terminemos de desayunar - dijo ella, poniéndose un poco más de café.

Jaime le cogió la mano. Marta le sonrió pero terminó apartandola.

A Damián ese gesto no le pasó desapercibido. A Begoña tampoco.

(...)

Abrió la caja y se puso a reponer los jabones de bebé de la estantería.

-Déjame, que te ayudo - dijo Carmen, que de vez en cuando la miraba de reojo. Así estuvieron hasta vaciar la caja y llenar el estante. Y de pronto, el momento temido por ambas, llegó.

Carmen vió entrar a Marta y Jaime cogidos de la cintura. Le dió un codazo a Fina. Que se giró. Cuando vio a Jaime al lado de ella, sonriendo, cogiéndola por la cintura, orgulloso de la mujer que tenía a su lado sintió que una punzada le atravesaba el estómago y apenas le dejaba aire para respirar

-Buenos días, Doña Marta. Don Jaime, bienvenido - dijo Carmen.

-Jaime, de Carmen te acordarás, porque lleva mucho tiempo en la tienda. ¿Te acuerdas de Fina? Es la hija de Isidro, antes estaba en el almacén.

-Claro, claro que me acuerdo. Vaya, no te hubiera reconocido con el uniforme. Estás...muy cambiada. Espero que mi mujer esté siendo una buena jefa - dijo riéndose.

-Es una jefa excelente - dijo Fina, con una sonrisa breve y fingida.

Marta la miró. Quería que la mirase, quería que sus ojos se encontraran y poder decirle con la mirada que estuviera tranquila. Pero Fina no la miró.

En un mundo paralelo...sucedió así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora