Kokujin no Tenkousei: Venganza

1.8K 64 63
                                    

Los personajes de esta historia son propiedad del doujinshi «Kokujin no Tenkousei NTR ru» y de su creador Terasu MC.
Todos los derechos reservados ©

Kokujin no Tenkousei: Venganza

Cuando las cuatro mujeres despiertan se encuentran algo aturdidas y desorientadas, pero apenas les lleva unos instantes en percatarse de que están encadenadas de pies y manos, además, de estar completamente desnudas. Todas ellas se sienten asustadas y es cuando cada una de ellas a su ritmo va recordando lo último que hicieron antes de despertar en ese frio garaje y, en todas ellas se apodera una sensación de miedo cuando recuerdan a la persona que las trajo allí. Lo primero es que su instinto les lleva a comprobar si podían reconocer ese lugar en el que se encontraban retenidas en contra de su voluntad, pero ninguna es capaz de hacerlo y, eso, las hace inquietarse aún más. Sin embargo, solo una de ellas comienza a llorar, la mayor de las cuatro y la única que era una persona adulta, porque ella era madre de otra de las chicas que estaban allí junto a ella, su nombre era Kaede Mori, una atractiva mujer de cabello largo y castaño recogido en una cola de caballo.

—¡Mamá! —llama muy asustada una de las jóvenes, que su pelo caía en una media melena de color naranja con mechas negras, que responde al nombre de Kanako⸺ ¿Dónde estamos?

⸺¡Ayuda! ⸺Grita otra joven de cabello castaño y recogido en dos coletas, cuyo nombre era Nao, en un desesperado intento de pedir auxilio⸺. ¡Por favor, alguien!

La última de ellas, una chica de pelo negro y corto llamada Ayumu, era la más joven de todas y, en ese instante, es incapaz de articular palabra alguna porque está completamente paralizada por el miedo.

—Al fin despertáis —pronuncia con ironía una voz masculina y que las cuatro reconocen al instante, que en todas produce un intenso escalofrío que recorre por completo sus cuerpos—, bellas durmientes.

—¡Hiroki! —grita Kanako con una mezcla de enojo y miedo— ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltanos cobarde!

El chico pelirrubio responde con un potente gancho de derecha que impacta en todo el rostro de la chica haciendo que esta grite de dolor, cuando el golpe le parte el labio y le ha hecho saltar un diente.

—Cállate, puta asquerosa.

—Hijo —implora entre lágrimas la madre de ambos jóvenes—, por favor, detén esta locura. ¡No nos hagas esto!

La única respuesta de Hiroki es patear el estómago de su progenitora con tanta fuerza que la deja sin respiración por unos momentos.

—Zorra, ¿quién te dio permiso para llamarme así? —El muchacho escupe cada palabra con autentico desprecio hacia su madre— ¡Yo no soy tu hijo!

—¡Basta Hiroki! ¡Deja a mamá en paz! ¿Eres consciente de que le has destrozado la vida? ¡Por tu culpa ella tuvo un aborto!

El chico recuerda por unos instantes lo que ocurrió hace diez días, la noche que descubrió el secreto que le ocultaban esas cuatro mujeres.

Era una noche calurosa en las calles de Tokio, el joven pelirrubio solía llegar a su casa alrededor de las diez de la noche después de una intensa rutina de entrenamiento en el gimnasio, una vez dentro de su hogar no le sorprende demasiado no encontrarse a su madre ni a su hermana, ya que ellas ya llevaban un tiempo ausentándose durante horas casi a diario, para después llegar a altas horas de la madrugada. El joven para distraerse se pone un poco la televisión mientras se dispone a cenar la comida que su madre le había dejado preparada en la mañana, pero entonces, alguien toca el timbre y el rubio enseguida va a recibirlo, para su sorpresa, es el cartero que le traía un paquete urgente para su madre. El chico tiene que dar sus datos para recogerlo y, cuando finalmente Hiroki se queda de nuevo solo, observa con curiosidad el sobre que por alguna razón no tiene remitente. En un principio, él simplemente piensa en dejarlo en la mesita del cuarto de Kaede, pero le llama la atención que pesa muy poco y movido por cierta curiosidad, decide abrirlo y para su sorpresa se encuentra un CD de color negro sin ningún tipo de rotulación. En ese instante, siente una ligera opresión en su pecho y, como si tuviera un mal presentimiento, corre hacía a su cuarto y conecta el disco al ordenador para visualizar lo que este contiene. Jamás se arrepentiría tanto de una decisión, cuando en la pantalla aparece un video, donde puede ver una habitación que reconoce como la suya y a las cuatro mujeres que aparecen la pantalla, eran las misma cuatro personas más importantes de su vida: su madre Kaede, su hermana Kanako, su novia Nao y su mejor amiga Ayumu, todas estaban desnudas frente al estudiante de intercambio de color llamado Kokujin, que llevaba meses molestándolo y humillándolo. El afroamericano penetra con fuerza a Kaede mientras ella exhibía un rostro contorsionado por la lujuria y el placer.

Kokujin no Tenkousei: VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora