Reencarnado en Jujutsu Kaisen como Hashirama Senju

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Con el sonido incesante del timbre supe que era todo por hoy. Como podrás imaginar, sí, tengo una vida de estudiante que no es muy estresante pero sí demasiado molesta. Saliendo del salón y caminando a las afueras de la escuela con una postura perezosa, no pude evitar pensar lo jodido que estoy al no saber en qué mundo he reencarnado. Al menos sé que he reencarnado en el cuerpo de alguien fuerte. En este mundo, mi nombre es Hashirama Senju.

Pertenezco a una familia que tiene una tienda de antigüedades en la cual vivimos seis hermanos y nuestro padre, Butsuma Senju. Mis hermanos, algunos son hijos de matrimonios anteriores de mi padre. Por ejemplo, mis hermanos con los que tengo más afinidad son Tobirama Senju, quien es hijo de un matrimonio anterior, Tsunade, también hija de otro matrimonio, y por último Itama, que es hermano de la misma madre que Tobirama. En mi caso, mis otros dos hermanos no me agradan porque son unos bastardos de mierda y no me caen bien simplemente. Yui Senju y Roiko Senju son gemelos, hijos de mi madre, a la cual, según los recuerdos de este cuerpo, solo conocí una vez cuando tenía cuatro años y estaba en un estado físico bastante lamentable debido a una especie de cáncer.

Mis hermanos mayores son unos engreídos y, debido a su mayoría de edad, están destinados a recibir la herencia del viejo, la cual incluye no solo la tienda de antigüedades sino también un dojo heredado por nuestra familia durante cientos de años, al parecer desde una era llamada Era Heian. Se supone que nuestra familia es o era en este caso de formidables guerreros; en el pasado, junto a otros clanes antiguos, estábamos en continua guerra. Originalmente, esos clanes  que eran los protagonistas de esa guerra: el Clan Senju, el Clan Gojo, el Clan Zenin, el Clan Inumaki y el Clan Kamo siendo Los Gojo, Zenin, Senju y Kamo eran los más conocidos por su continua línea de prodigios en combate, pero desde la era Nara, la cual precedió a la era Heian, Gojo y Senju habían tenido una guerra y conflictos que nadie había ganado antes debido a la fuerza monstruosa de ambos bandos. Pero en la era Heian eso se acabaría.

Los Zenin y los Senju también eran rivales acérrimos debido a que los Senju eran unas bestias en todo sentido de la palabra y por su manejo de armas que era en lo que el clan Zenin podia destacarse mayormente, Por tanto, debido al odio y riñas con los Zenin y Gojo, estos se aliaron, uniendo a los Inumaki de su lado, y obligaron a los Kamo a unirse también, ya que si no lo hacían serían masacrados, dando inicio al final del Clan Senju. Aunque el Clan Senju demostraba una fuerza abismal, simplemente era demasiado contra ellos, lo cual llevó a una masacre bastante pareja, ya que los Senju se caracterizaban por tres cosas: su fuerza física y vitalidad, su prodigiosa habilidad en el dominio de las armas y sus prodigios ya nacidos. Por eso muchos clanes pequeños se referían a los Senju como máquinas de matar. La era Nara fue dominada por los Senju, casi 4 años pasaron del 790 al 793 después de Cristo. En ese momento, los Senju ya habían sido masacrados o eso parecía, pero los demás clanes tambien sufrieron grandes pérdidas. En la última batalla, los Zenin perdieron a un miembro que se creía tenía una especie de técnica mágica o algo así.

Caminando por una de las calles, suspiré y miré al cielo: 'Tuvimos mucha suerte en ese momento', murmuré para mí mismo. Es en serio, si nuestros ancestros no se hubieran escondido y borrado su presencia, ahora mismo no existiríamos. Toda esta información me la comentó el viejo Butsuma, y honestamente, no sé si creerle. En este mundo existen esas criaturas raras llamadas maldiciones, En ese momento, mis sentidos se agudizaron, haciéndome mirar en todas direcciones. Justo vi a una de esas cosas deformes sobre el hombro de una mujer. Físicamente, la mujer tenía la mirada perdida y una apariencia bastante agotada; al parecer, esa maldición estaba teniendo algún efecto en ella. Siempre he sido capaz de verlas, pero mi padre me dijo que no me acercara a ellas porque si lo hacía entraría a un mundo sin retorno, un mundo del cual no podré escapar a menos que esté muerto. Por lo tanto, a pesar de querer ayudarla, pasé de largo y me sorprendió lo que pasó después.