LXXII

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Escuchar el nombre del padre de Lisa le produjo a Jennie un presentimiento que identificó al instante como malo, pero aun así no pudo reaccionar. No sabía en qué se había basado Irene para hacer dicha acusación, pero si lo relacionaba con lo que Rosé le había explicado minutos atrás, todo tenía mucho más sentido del que hubiera llegado a creer.

Fue entonces cuando la más bajita se dio cuenta de la presencia de la rubia, la cual la miraba sin comprender nada al respecto. Hubiera preferido que ésta no estuviese presente ya que eran demasiadas cosas para explicar en ese instante, y más al tratarse de un tema tan delicado.

-"¿Cómo estás tan segura?" preguntó finalmente la de gatunos ojos verdes, temblando.

-"Tengo pruebas, Jennie, es él" insistió la rubia teñida.

En ese momento, la artista confió completamente en su palabra y de qué lo acusaba, pero de pronto comenzó a notar cómo la rabia se apoderaba de su cuerpo. Siwon había estado durante semanas amenazándola y poniendo en juego el bienestar de su propia hija. Le había estado provocando de nuevo, el mismo daño que en su día le causó a Lisa.

-"Hijo de puta" dijo entre dientes, apretando el puño y tensando la mandíbula.

Rosé, la cual no entendía nada de lo que estaba sucediendo, ni por qué habían mencionado al padre de la odontóloga, supo al instante las intenciones que Jennie tenía, al igual que Irene, quien estaba cara a cara con ella. Por eso mismo, en cuanto hizo el amago de salir a toda velocidad por la puerta, ambas se colocaron una al lado de la otra, formando una pequeña barrera que la impidió pasar.

-"¡Jennie, no!" la detuvieron ambas, agarrándola por los brazos. "¡Tranquilízate!"

-"¡Ha sido él!" gritó intentando soltarse de sus mejores amigas. "¡Todo el maldito tiempo!" añadió entre dientes. "Ha sido él..."

Pocos segundos después, toda la ira que había acumulado su cuerpo, se transformó en lágrimas que cayeron al ritmo de los rápidos latidos de su corazón. Notando cómo se volvía cada vez más débil, se agachó en cuclillas y dejó sus manos apoyadas en su húmedo rostro mientras Rosé y Irene se miraban entre ellas, antes de que ambas quedasen a su altura.

-"Vamos a denunciarlo, Jennie" le acarició Irene su sucia y corta melena. "Pero tenemos que esperar a mañana, Lia está en el aeropuerto" intentó tranquilizarla.

-"Lo mataría con mis propias manos" admitió entre sollozo y sollozo, sin prestarle atención a la mención de la veinteañera.

-"¿Puede alguien explicarme de una vez qué está pasando?" preguntó la más alta, desesperada, después de aquel incómodo silencio que se creó.

Fue entonces cuando la artista recordó que la rubia no sabía nada de lo que estaba pasando y que, después de haber presenciado dicha escena, necesitaba obtener una explicación al respecto. Por eso mismo, sus penetrantes ojos verdes miraron a Irene quien asintió, asegurándole que sería ella quien se lo contase.

-"Necesitas darte una ducha, Jen" le habló, ofreciéndole después su pequeña mano para que lo hiciera ella también. "Rosé y yo te ayudaremos aquí" señaló a su alrededor, a lo que la rubia le mostró una débil sonrisa.

Asintiendo a la misma vez que se limpiaba el húmedo rastro de lágrimas, se dirigió hacia el hueco de las escaleras para desaparecer segundos después frente a sus amigas. Mientras abría el grifo, y se quitaba la sucia camiseta junto al pantalón de chándal que había llevado los últimos días, Irene le explicaba a su amiga lo sucedido y cómo había empezado todo.

Camuflando las lágrimas con las gotas que caían con fuerza sobre su cabeza, Jennie se dejó caer en el suelo de mármol de la ducha, el cual comenzó a golpear con fuerza con su puño. Se estaba haciendo daño, pero lo estaba ignorando puesto que la situación le dolía mucho más. Lisa, su Lili, estaba sufriendo de nuevo por culpa de alguien que casi ocho años atrás, le hizo la vida imposible.

adaptación- cenizas - JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora