Capitulo 9

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CAP 9. Bajo Ataque

Pov. Bridget Voinescu.

De pronto, un sonido agudo y penetrante rasgó la quietud del apartamento. Era una alarma, un gemido metálico que sentía escalofríos por mi espina dorsal. Un grito ahogado resonó en la lejanía, seguido de otro, y otro más. El pánico se apoderó del internado en cuestión de segundos.

—¡Pero qué mierda es eso!

— Creo que estamos sufriendo un ataque en el internado, chicas -Dice Haruto con voz baja y pausada- no haga ruido, déjeme ir a comprobar qué sucede.

Tras esas palabras, se dirige a la puerta, dejándonos a la dos en medio de la sala, creyendo que nos quedaríamos.  cuál era el plan de Calíope, pero no era mío, por lo cual, desde que salió por la puerta, a los minutos le seguí.

Obviamente, se dio cuenta de que lo seguía, por lo cual se giró con cara. Sería para regañarme por mí desobedecían, pero no le dio tiempo porque, cuando iba a hablar, se vio interrumpido por la puerta principal del complejo de apartamentos.

La puerta fue tirada a la fuerza por unos hombres blancos y altos con ojos de color rojo vino, cuál al segundo que nos ve a los dos se nos tira a encima, pero antes de que llegue a mí, Haruto me empuja hacia atrás para luego enfrentarse a los intrusos.

Al principio me preocupo por la cantidad de ellos, son alrededor de cinco o seis y nosotros tres, pero yo soy lo mismo que nadie, por lo cual Haruto está luchando solo.

Me es increíble que, aun con tales adversarios y números, Haruto pueda luchar solo sin ningún problema, con fuerza, ejecutando movimientos ágiles y perfectos para mandarlos a volar literalmente.

Me es fascinante ver de tal forma de luchar, veo cómo el hombre solo está peleando, no mostraba miedo. Sus ojos, dos luceros gélidos, recorrían a sus oponentes, evaluaban cada movimiento, cada gesto.

El primero en atacar fue el más grande, un goloso de brazos musculosos y rostro endurecido. Lanzó a una velocidad impresionante un puñetazo que el aire mismo pareció partirse en dos, pero el Haruto solo lo esquivó con una agilidad sorprendente, contraatacando con una precisión mortal que hizo retroceder al goloso.

Los otros cuatro, viendo la vulnerabilidad de su compañero, se abalanzaron como una jauría. Puños, patadas, golpes certeros se dirigieron hacia el Haruto, pero él los recibía como si fueran gotas de lluvia, desviándolos con una facilidad desconcertante.

Cada movimiento suyo era una danza mortal, una coreografía de evasión y contraataque. Sus piernas, ágiles como las de un espía del ejército, lo llevaban de un lado a otro, esquivando golpes y encontrando brechas en la defensa de sus oponentes.

Sus brazos, rápidos como serpientes, se extendían para conectar con puntos vitales, haciendo que sus enemigos gimieran de dolor.

La multitud que se había congregado al borde de la pelea observaba con una mezcla de asombro y terror. ¿Cómo podía un solo hombre enfrentarse a cinco y salir victorioso? Era como si estuviera bailando con la muerte, burlándose de ella en cada movimiento.

Uno a uno, los cinco hombres fueron cayendo al suelo, vencidos por la habilidad y la fuerza de Haruto. El último, el más joven y más rápido, intentó un ataque por la espalda, pero el hombre solo lo sintió venir y se giró con una velocidad que es sobrehumana, atrapando el puño del joven en el aire y retorciéndose hasta escuchar un crujido.

The Kings Of HelAttilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora