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Capítulo 8: Nuevas tensiones.


Yoongi se encontraba en la cocina, preparando la mesa para el desayuno, cuando escuchó el suave murmullo de voces y el sonido de pasos ligeros. Al voltear, se sorprendió al ver a Jimin entrando con Yena en brazos. La pequeña parecía cómoda y relajada, aferrada al omega con una confianza que Yoongi no esperaba ver tan pronto. Pensó que sería difícil que Yena se acostumbrara a la presencia de Jimin, pero la escena frente a él demostraba lo contrario.

Desde que despertaron, Yena no había querido separarse de Jimin. Incluso ahora, mientras Yoongi se acercaba con una sonrisa para saludarla y levantarla en brazos, la niña se apretaba más contra el omega, reacia a dejar la seguridad que sentía junto a él. —Buenos días, princesa— dijo Yoongi con suavidad, extendiendo los brazos hacia ella.

—Buenos días, papi— respondió, sonriendo pero sin moverse del regazo de Jimin. Yoongi rió suavemente ante la situación, entendiendo que su hija necesitaba más tiempo para adaptarse.

—Nana salió, pero dejó el desayuno listo— informó Yoongi, señalando la mesa donde había una variedad de platos preparados. —Yo me encargo de Jihoo mientras tú desayunas con Yena.

Jimin asintió, agradecido por la consideración del pálido. Se sentó con Yena aún en sus brazos y comenzó a servirle un poco de comida. Yena, aunque todavía aferrada a Jimin, comía con buen apetito, relajada y contenta.

Jihoo comenzó a llorar de hambre en su cochecito, llamando la atención de todos, y sus llantos comenzaron a llenar la cocina. Jimin, preocupado, miró a Yena que se escondía aún más en su cuello, aferrándose a él con fuerza. Luego, sus ojos se encontraron con los de Yoongi, quien entendió de inmediato la situación.

—Jihoo tiene hambre–, dijo con suavidad, acercándose para ayudar, pero Yena, notando la situación, se apretó aún más contra Jimin. No quería separarse de él ni un momento.

Jimin, con su infinita paciencia y una sonrisa calmada, acarició suavemente el cabello de Yena.

—Cariño, Jihoo necesita alimentarse— le explicó dulcemente.—Prometo que podrás volver a mis brazos cuando termine. ¿Está bien? Solo será un momento.

Yena miró a Jimin con ojos llenos de incertidumbre, pero asintió lentamente, confiando en sus palabras. Con cuidado, se pasó a los brazos de su padre, aunque mantenía su mirada fija en Jimin y Jihoo. Yoongi la abrazó con ternura, tratando de consolarla mientras Jimin se preparaba para alimentar a Jihoo.

Jimin se sentó y acomodó al cachorro en su regazo, bajando su camisa para que el bebé pudiera alimentarse. Jihoo, hambriento y ansioso, comenzó a succionar de inmediato, calmándose en cuestión de segundos. El sonido de la succión y la escena en sí mantenían a Yena cautivada, aunque su ansiedad comenzaba a crecer con cada segundo que pasaba sin estar en los brazos del omega bonito.

A medida que los minutos pasaban, Yena empezó a inquietarse más. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y su labio inferior temblaba, indicios claros de que estaba a punto de llorar. Se aferró más fuerte a Yoongi, su mirada fija en Jimin con una mezcla de ansiedad y deseo de volver a la seguridad que sentía con él.

Jimin, dándose cuenta de la angustia de la niña, habló suavemente mientras acariciaba el cabello del niño.

—Yena, sé que es difícil esperar, pero tu hermanito necesita esto. Eres una niña muy valiente y paciente, ¿verdad?–dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Yena asintió con dificultad, las lágrimas amenazando con caer. —Sí... pero yo también quiero estar contigo– dijo en un susurro entrecortado.

Yoongi la acunó más cerca, susurrándole palabras de consuelo. —Lo sé, princesa. Jimin estará contigo en un momento. Mira, Jihoo ya casi termina. Eres muy buena por esperar.

I LOVE YOU, BOY | YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora