¹¹✶∘ Capítulo diez ∘✶

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Mónaco.

El gran premio de Mónaco en realidad fue muy provechoso en ámbitos amorosos.

Max Verstappen quedó en el tercer lugar, no tan bueno como en años anteriores pero estaba lo suficientemente contento como para celebrar. Y más aún cuando Daniel propuso ir juntos a divertirse.

No planeaba hacer mucho (como en años anteriores) ya que ahora sabía con certeza que su corazón era de su compañero de equipo. Pero aún así podia pasar un buen rato tomando en algún bar con sus amigos.

Max en realidad valoraba su avance con el mexicano, comenzaron con cenas y charlas hasta llegar al punto donde están ahora, dónde tienen citas continúas, viajan juntos, algunas veces con suerte llegan a dormir juntos y su parte favorita eran los besos robados continuamente. Cualquier cosa que pueda tener con Checo es lo mejor que le ha pasado en la vida.

Estaba terminando de cambiarse cuando la puerta de su habitación se abrió y los nervios entraron al cuerpo de Max ya que solo una persona tenía la tarjeta de acceso a parte de el.

- ¡Maxie!- Dijo Checo lanzándose a abrazarlo.

Max se cuestionó el porque del afecto repentino pero no pensaba quejarse ni hacerlo notar. No era un estúpido como para hacer que Checo se alejara si tenerlo cerca era lo único en lo que pensaba.

- ¿Checo? ¿Necesitas algo o solam...?- La mente de Max se desconecto cuando los labios del Mexicano se posaron suavemente sobre los suyos.

- Felicidades, campeón.- Dijo simplemente, como si no hubiera movido completamente el mundo de Max con un solo beso.- ¿Sabes? Iré a México y me gustaría que fueras conmigo pero si tú tienes algo que hacer justo ahora no me molestaría...

- ¡No!.- Se apresuró a contestar.- No tengo nada planeando, justo estaba por acostarme a dormir.

- Bien entonces.- Contesto Checo pero ahora observando la habitación como buscando algo, parecía demasiado nervioso, hasta que su mirada se conecto con la de Max y apareció una pequeña sonrisa coqueta en su rostro.- Aunque aún tenemos tiempo antes de tener que ir a abordar.

Max le miro confundido sin entender muy bien a qué iba dirigido ese comentario. Pero sus dudas se aclararon cuando el mexicano comenzó a desabrochar su cinturón y más aún cuando se puso de rodillas delante de el.

La noche con el fue mejor que la que tenía planeada.

Se entregaron por primera vez esa noche, todo lleno de besos y caricias pacientes. Susurros y gemidos expresando lo mucho que se querían y se necesitaban. Ambos delirando en el placer otorgado por el contrario. Con cada movimiento trataban de decirse lo mucho que se anhelaron por años, trataron de demostrar con caricias y besos lo que sentían el uno por el otro. Tal vez ninguno de los dos era tan bueno con las palabras pero ambos sabían demostrarlo de otras maneras, como sus manos que no se podían soltar al igual que sus labios o sus miradas tratando de expresar la adoración que se tenían. Con ellos todo es natural, simplemente fluye, como si estuvieran destinados a estar juntos.

Fue la noche perfecta.

Y si el teléfono de Max sono incontables veces con llamadas por parte de sus amigos. El fue feliz ignorando todas ellas.

Sergio estaba por encima de todo y de todos.

Sergio es su todo.

Por la madrugada abordaron el avión a México. Tomados de la mano y con muchas promesas susurradas.

Entre Titulares y Neumáticos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora